La reciente medida de Canadá para ofrecer residencia permanente a más extranjeros que viven y trabajan en el país es una solución a corto plazo a los problemas económicos provocados por una desaceleración de la inmigración relacionada con la pandemia, dicen los analistas, mientras que los críticos argumentan que la estrategia también excluye muchas personas vulnerables.
Con las restricciones de viaje vigentes, las oficinas de visas cerradas y las solicitudes de inmigración estancadas, el gobierno canadiense se encuentra a la defensiva mientras intenta alcanzar su objetivo de atraer un récord de 401,000 nuevos residentes permanentes en 2021.