Abril se perfila como el mes más oscuro de Brasil en la pandemia de coronavirus, con hospitales luchando con una aglomeración de pacientes, muertes a niveles récord y un programa de vacunación plagado de problemas en la nación más grande de América Latina.
El Ministerio de Salud ha recortado tres veces sus perspectivas para el suministro de vacunas en abril, a la mitad de su nivel inicial, y los dos laboratorios más grandes del país enfrentan a limitaciones de suministro.
A medida que la variante P.1 de COVID-19, que es particularmente contagiosa, arrasa en Brasil, el país ha registrado 350,000 decesos, marca superada sólo por los más de 560,000 muertos de Estados Unidos.