Tres claves para entender el conflicto en Ucrania – Análisis

En 2014, publiqué en La Razón un artículo para contextualizar la crisis en Ucrania. En ese año, la anexión de Ucrania por parte de Rusia aumentó considerablemente el termómetro de la tensión internacional.

Hoy, Ucrania vuelve a ser el centro de la atención internacional por el fuerte desplazamiento de tropas rusas hacia la frontera con Ucrania. El Departamento de Estado de la administración Biden elevó, el lunes, la calificación del conflicto a una “crisis potencial inminente”, al tiempo que mostró su apoyo al presidente ucraniano Volodomir Zelenski.

Para entender esta tensión, hay que considerar tres aspectos; primero, la anexión de Crimea en 2014 y las consecuencias económicas; segundo, el crecimiento del presupuesto armamentista y, finalmente, las secuelas políticas del intento de envenenamiento del opositor ruso, Alexei Navalny.

En primer lugar, la respuesta a la anexión de Crimea, por parte de la OTAN, fue la imposición de fuertes sanciones económicas al gobierno de Vladimir Putin. Por ejemplo, en 2007, Alemania era el principal socio comercial de Rusia; hoy, ocupa un pálido segundo lugar. Además, a raíz de la anexión de Ucrania, Francia canceló la venta de un nuevo portaaviones a Rusia.

El segundo punto a considerar es que la administración Trump y su descuidada política internacional proporcionó el tiempo y el espacio para que Putin reorganizara su escalada armamentista. Así, en 2020, el gobierno de Putin consiguió tener siete submarinos nucleares.

De acuerdo con datos de SIPRI, los cinco países que destinan mayor presupuesto en armamento son Estados Unidos, China, India, Rusia y Arabia Saudita. Incluso, durante la pandemia, la producción y compra de armas no se detuvo.

Hay 22 portaaviones activos en el mundo: once en Estados Unidos; tres en China; dos en Italia; dos en Reino Unido; uno en Francia; uno en Rusia y, el último, en Tailandia.

Actualmente, la distribución de las ojivas nucleares es la siguiente: Rusia tiene 6,375; Estados Unidos, 5,800; China, 350; Francia, 290 y Reino Unido, 215.

Y aunque el presupuesto armamentista de Estados Unidos es 16 veces más grande que el de Rusia, éstos tienen el mayor arsenal de ojivas nucleares del mundo.

Finalmente, tanto la Unión Europea como la Casa Blanca han manifestado su rechazo frente al intento de envenenamiento de Alexei Navalny. Hace apenas un par de semanas, el presidente Biden no dudó en llamar asesino a su homólogo ruso.

No nos hagamos falsas ilusiones: la posibilidad de un enfrentamiento mundial es alta. Nuestro Ejército está concentrado en labores internas, de seguridad y —recientemente— se han incrementado sus funciones en el suministro de petróleo y la dinámica en las fronteras. En ese sentido, las Fuerzas Armadas ya están a cargo de dos de los flancos que deben ser protegidos, en caso de un conflicto internacional.

Sin embargo, como señaló el poeta Píndaro: “La guerra sólo atrae a quien no la ha vivido”. Nuestro país, más allá de ideologías, debe privilegiar la protección de sus ciudadanos considerando que hay lazos imposibles de desatar.

Las opiniones de los columnistas y colaboradores expresan su punto de vista, y no necesariamente los de Pilotzi Noticias o de su servicio informativo Online.

Deja un comentario

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.