Los palestinos estaban de luto el jueves al concluir el ramadán, el mes sagrado del islam, mientras Hamas e Israel intercambiaban más cohetes y ataques aéreos y la violencia entre árabes y judíos persistía por todo el territorio israelí tras semanas de protestas y disturbios en Jerusalén.
El nuevo estallido de violencia ha calado más en territorio israelí que ningún otro desde la intifada, o levantamiento, de 2000. Turbas árabes e israelíes andan por las calles, golpeando salvajemente a la gente e incendiando autos. Los vuelos al principal aeropuerto del país se han cancelado o desviado.
Los enfrentamientos entre Israel y el grupo miliciano que gobierna Gaza hacen eco —y tal vez excedan— la devastadora guerra que libraron en 2014. Ese conflicto y dos previos quedaron mayormente confinados al empobrecido y bloqueado territorio palestino y a las comunidades israelíes fronterizas, pero esta nueva ronda de combates, que como la intifada comenzó en Jerusalén, parece estar extendiéndose y sacudiendo todo el país.