Informe de empleo en EUA pondrá otra vez a prueba el reciente optimismo sobre el peso mexicano: Gordillo – Análisis

Este próximo viernes 2 de julio se da a conocer el informe oficial de empleo de Estados Unidos, correspondiente al mes de junio. El reporte es relevante porque pondrá otra vez a prueba las recientes ganancias del peso mexicano.

Este indicador, junto con el de inflación, es utilizado por los inversionistas para especular sobre los futuros pasos del Reserva Federal estadounidense (FED). Una FED que ahora espera subir su tasas de interés para 2023 tomó a los mercados financieros por sorpresa, afectando a los precios de los activos de mayor riesgo, antes de que recuperaran terreno gracias a que su Presidente, Jerome Powell, tranquilizara a los mercados diciendo que no se precipitará al inicio de aumento de tasas y que la inflación aunque tardará un poco más de lo anticipado en bajar, regresará para la segunda mitad del próximo año a la meta de la FED (2.0%).

Las presiones inflacionarias por sí solas no son suficientes para anticipar cambios en los planes de la FED, porque no es fácil separar que tanto del aumento en la inflación es consecuencia de la salida post pandemia o que tanto es por afectaciones estructurales a causa de los históricos estímulos monetarios dados por los principales Bancos Centrales del mundo. Sin embargo, esta perspectiva toma otro tono si se combina con mejoras continuas en la creación de empleos.

Los dos últimos reportes de empleo se han quedado cortos con respecto a las expectativas entre los analistas, lo que ha apoyado la búsqueda de activos de mayor riesgo, entre ellos, el peso mexicano, al tranquilizar la especulación de un endurecimiento de la política monetaria antes de lo previsto.

La razón de lo anterior es que se mantiene cierta rigidez en el mercado laboral estadounidense. Los datos sugieren que la demanda de trabajo ha seguido aumentando de forma significativa, pero las empresas se han enfrentado a una escasez de oferta laboral en un ambiente de abundancia de mano de obra, lo que sigue frenando el ritmo de recuperación. El “apretamiento” del mercado de trabajo estadounidense se ha reflejado en un elevado número de vacantes que no ha podido satisfacerse, en el contexto de una desocupación significativamente mayor a la prevaleciente antes del COVID-19.

No está muy clara la explicación detrás de esta aparente paradoja, pero hay algunos factores que lo podrían justificar. La principal ha sido la que apunta a los beneficios federales por seguro contra el desempleo, los cuales se ampliaron con el fin de reducir el impacto negativo en el ingreso disponible de las personas y familias por la pandemia de COVID-19.

Esta justificación no está muy clara. La mayoría de los apoyos a desempleado ya vencieron en por lo menos 26 Estados de la Unión Americana y sin embargo las solicitudes iniciales y continuas de desempleo han seguido disminuyendo a un ritmo similar ritmo a las del resto del país.

Otros elementos que explicarían esta dificultad en el mercado laboral estadounidense destacan el cierre de las escuelas y la necesidad de apoyar la educación de los hijos en casa, las preocupaciones de salud y el temor a los contagios en los lugares de trabajo.

Sobre este punto, con el ritmo de vacunación disminuyendo en EUA y con la variante Delta convirtiéndose en un riesgo serio de resurgimiento de una nueva ola de contagios, difícilmente se podría notar un cambio en las personas y su deseo de búsqueda. Adicionalmente, los problemas de cuidado infantil creados por la pandemia también parece poco probable que disminuya significativamente hasta que el nuevo el año escolar inicie en agosto próximo. Por lo anterior, es probable que el reporte de junio sea similar al de los dos anteriores.

Para este reporte, se anticipa una creación de 700 mil empleos y que la tasa de desempleo baje en una décima a 5.7%. A EUA todavía le faltan 7.6 millones de trabajos para recuperar los niveles previos a la pandemia. Los operadores también centrarán su atención en la evolución de los salarios, debido a que puede anticipar presiones inflacionistas en el mercado laboral, un escenario que sería el más complicado de gestionar para la FED, porque indicaría un aumento de las expectativas de inflación a largo plazo.

En este caso, un reporte de empleo por debajo de las expectativas (700 mil pronosticados), podría beneficiar a la moneda mexicana, incluso no se descartaría que alcance su mejor nivel en lo que va del año; por su parte, si la lectura supera las previsiones, la presión sobre el peso regresaría y sin problemas volvería a ubicarse por arriba del psicológico de los $20.0.

El resultado del reporte ayudará a que se mantenga un verano positivo para el comportamiento de las monedas de países emergentes o de nueva cuenta presión y volatilidad hasta que la FED anuncie un plan para reducir su programa de compra de bonos en el mercado financiero.

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