Luego las elecciones federales y locales del pasado 6 de junio, la administración del presidente Andrés Manuel López Obrador enfrentará dos retos muy importantes hacia adelante:
1.- Reto en el ámbito social: en los últimos meses la sociedad mexicana ha venido resintiendo los efectos del largo confinamiento; particularmente en el área de la salud, por ejemplo, postergar una cantidad importante de tratamientos de otros padecimientos que no se han podido llevar a cabo por la concentración en la atención al Covid.
Al mismo tiempo viene surgiendo un problema adicional vinculado al crecimiento de los trastornos en la salud mental como el estrés, ansiedad y depresión que requerirán atención. Aunado al tema de la salud, estará la educación en donde los niños y jóvenes, han perdido capacidad de sociabilización, estudios determinantes e incluso la continuidad, lo anterior presentará el enorme reto de recuperar el tiempo perdido lo que necesitará la ayuda de maestros, padres de familia y autoridades educativas que de la mano tendrán que enfrentar esta circunstancia inédita. Salud y educación estarán poniendo a prueba literalmente la estabilidad social en el corto y mediano plazo y, por tanto, la gobernanza.
2.- Reto en el ámbito macroeconómico: en el país se presentarán tensiones importantes tanto en el área fiscal como monetaria. Por el lado fiscal, al gobierno le irán faltando recursos para solventar su gasto corriente e inversión al mismo tiempo que los compromisos contingentes como los desembolsos extraordinarios en salud y educación. En esta lógica se ha anunciado que, el gobierno federal, propondrá un ajuste en la miscelánea fiscal, erróneamente llamado reforma tributaria, que busque una mayor recaudación. Sin embargo, además del gobierno, el país necesita dinero. El balance entre las necesidades financieras del Estado, la necesidad de mayores inversiones, particularmente del sector privado y, la urgente necesidad de crecer, tendrá que ser debidamente calibrado para evitar precisamente que las presiones sociales se exacerben.
El camino parece ser los gravámenes a las empresas gigantes, a las plataformas digitales y, comenzar con la informalidad. Por el lado monetario los desajustes inflacionarios estarán presentes en el corto y mediano plazo, tanto en el exterior como aquí, lo que presionará las tasas de interés y al peso mexicano que, hemos visto, reacciona negativamente ante los comunicados de la Fed.
Es previsible que, de seguir la recuperación dispar entre las economías del mundo, la inflación mundial crezca de manera importante para el 2023 pudiendo llevar el costo de las materias primas a niveles pocas veces vistos.
Durante los últimos meses la sociedad mexicana estuvo inmersa en un proceso de campañas políticas muy intenso, no obstante, ahora es tiempo de que los actores políticos, económicos y el resto de la sociedad nos tomemos de la mano para afrontar los problemas sociales y económicos que enfrentaremos el resto de este año y todo el 2023.