Trump: el depredador frente a la justicia: López Vela – Análisis

Hace algunos meses, la fiscalía de Nueva York —dirigida por Cyrus Vance— fusionó sus investigaciones con las de la procuraduría general del estado, que está al frente de Letitia James.

Esta alianza ha dado sus primeros resultados; la semana pasada, se presentaron los primeros cargos fiscales en contra de las empresas Trump Organization, Trump Payroll Corporation; además, de los correspondientes en contra de Allen Weisselberg, quien ha sido el financiero incondicional de la familia Trump —por más de cuatro décadas—.

El inicio de la batalla legal tiene incómodo a Trump, posiblemente por primera vez en años. Mientras estuvo al frente de la Oficina Oval declaró, en repetidas ocasiones, que no temía a las demandas y que quienes quisieran hacerlo esperaran su turno en la fila. En esta ocasión, la respuesta fue distinta. Trump dijo que los cargos en su contra son acciones que “se ven en el tercer mundo”.

Por si fuera poco, el exhabitante de la Casa Blanca ha tenido varias dolorosas incidencias que retratan su nueva realidad pues, por más que se niegue en aceptarlo, Donald Trump ya no cuenta ni con la sombra de los aliados de antes; así, para muchos, es momento de empezar a cobrar las cuentas.

Por ejemplo, el respetado periodista Jorge Ramos —quien fue de los primeros entrevistadores latinos humillados por las conductas nativistas de Trump— aprovechó una rueda de prensa para preguntarle al expresidente cuándo iba a reconocer los resultados del colegio electoral. Trump, profundamente contrariado, dijo que nunca.

Además, la expulsión definitiva de Facebook del expresidente ha causado tanto risas burlonas como miradas lastimosas. Al parecer, los gigantes de Silicon Valley han entendido que, con la administración Biden, la regulación sobre ellas tendrá un giro importante que se orienta a la eliminación de prácticas monopólicas, reglamentaciones sobre la privacidad de los usuarios y consideraciones sobre las noticias que desinforman a la sociedad.

Así fue como Zuckerberg y Sandberg, se adelantaron y prefirieron enfrentar las críticas por la expulsión de Trump que enfrentar las negociaciones sobre la regulación con el lastre de las mentiras trumpianas.

Fuera de la Casa Blanca, fuera de Nueva York y expulsado de las principales plataformas, Trump intentó mantener la comunicación con sus seguidores mediante un blog que, en menos de un mes, se desactivó por falta de visitas. Después buscó posicionar a Gettr, como alternativa a Twitter, para mantener la comunicación con sus seguidores. No tuvo ningún éxito.

¿Qué poder tiene un mentiroso sin megáfonos? El mismo que un payaso sin maquillaje. Trump —y su cofradía— tendrá que vérselas con la justicia, con la sociedad, con los medios y con la historia sin caretas que cubran sus alteraciones morales y sus deformidades legales; así, en los próximos meses, Trump nos regalará un nuevo programa de telerrealidad; en esta ocasión, el espectáculo consistirá en verlo enfrentar a la justicia.

Las opiniones de los columnistas y colaboradores expresan su punto de vista, y no necesariamente los de Pilotzi Noticias o de su servicio informativo Online.

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