Vivir cerca de pozos de petróleo y gas aumenta exposición a contaminación del aire

Científicos de la Universidad de Stanford revelaron que la calidad del aire cerca de los pozos petroleros y gas contiene altos niveles de contaminantes. Los datos del estudio sobre la calidad del aire se recopilaron durante 14 años en el estado de California, Estados Unidos.

Las mediciones locales obtuvieron que los pozos de petróleo y gas emiten partículas tóxicas PM2,5, monóxido de carbono, óxido nitroso, ozono y compuestos orgánicos volátiles. Según los investigadores, las ciudades cercanas a los pozos empeoraron los resultados de salud para los habitantes.

El artículo publicado en la revista científica Science ayudó a los científicos a determinar cómo la proximidad de los pozos de petróleo y gas puede aumentar el riesgo en la salud. Entre las afecciones más comunes en los residentes fueron el parto prematuro, asma, enfermedades respiratorias severas y enfermedades cardíacas.

David González, autor principal del estudio, explicó que en California, las comunidades negras y latinas enfrentan una de las mayores contaminaciones debido a los pozos de petróleo y gas. “Si nos preocupamos por la justicia ambiental y aseguramos que cada niño tenga la oportunidad de estar sano, deberíamos preocuparnos por esto”, sostuvo.

Además, González hizo hincapié en lo novedoso del estudio y haberlo hecho a una escala poblacional-estatal utilizando los mismos métodos que los estudios de salud pública. Los hallazgos se alinearon con otros estudios a menor escala cuya medición de emisiones de CO2 se hizo en muy pocos pozos de petróleo y gas cercanos.

Para los investigadores, realmente fue difícil mostrar los impactos en la calidad del aire de una actividad como la producción de petróleo y gas a nivel estatal. Sin embargo, pudieron realizarlo con el fin de inferir los impactos en la salud, pues al menos 2 millones de californianos viven a menos de 2 kilómetros de un pozo petrolero.

Esta situación preocupa a la comunidad científica porque revela que cuando se perfora un pozo o alcanza los 100 barriles de producción por día, la contaminación mortal por partículas PM2,5 aumenta. El estudio señala que a largo plazo, un microgramo adicional por metro cúbico de PM2,5 aumenta el riesgo de muerte por Covid-19 en un 11%.

Cuando comenzaron a analizar los datos en 2006, fue el momento donde las agencias locales comenzaron a reportar concentraciones de la partícula PM2,5. Ante esa situación, desarrollaron un modelo econométrico el cual incorpora más de un millón de observaciones diarias de 314 monitores de aire.

Ello ha podido determinar si los contaminantes provenían de los pozos o si eran originados por alguna otra causa externa, por ejemplo, incendios forestales o actividades industriales. También se analizaron ubicaciones con datos de calidad del aire antes y después de haber perforado un pozo para determinar si incrementa la contaminación o no.

Con los resultados del nuevo estudio, los investigadores de la Universidad de Stanford pueden contribuir a una creciente evidencia sobre los peligros de vivir cerca de los pozos de petróleo y gas. Hoy en día, trabajan para eliminar gradualmente para frenar la perforación de petróleo y gas debido al alto impacto en el cambio climático que tienen estas actividades. No obstante, todavía se encuentra en discusión sobre las regulaciones de perforación, el impacto ambiental y la equidad en California y otras ciudades aledañas.

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