Los antihéroes de 2021: López Vela – Análisis

Como cada año, dedico mi penúltima columna para señalar a quienes —en mi opinión— pueden considerarse como los antihéroes del año. La conducta de estos políticos, ya sea por sus acciones o por sus omisiones, complicó el desarrollo humano, obstaculizó el progreso o minó las estructuras democráticas que sostienen a nuestras sociedades.

Asumo que no son todos los que deberían estar, pero reconozco que todos los que están son. Y así, sin mayor preámbulo, aquí va la lista de este año.

Vladimir Putin es, sin duda alguna, el antihéroe más temible de todos; no sólo por la sólida economía y portentosa fuerza armamentística que controla sino, especialmente, por la combinación de una mente aguda, calculadora, milimétrica —formada en los centros de inteligencia militar rusos— y la completa ausencia de criterios morales. La amenaza de invasión a Ucrania es, sin lugar a dudas, el máximo riesgo bélico para el próximo año.

Jair Bolsonaro, el actual presidente de Brasil, ha tenido un liderazgo corrosivo para la dignidad humana. Sus discursos de odio, la irresponsabilidad de la crisis sanitaria y su incapacidad para corregir el rumbo frente a la evidencia científica lo convierten en un peligroso borracho de poder quien, en este año, fue señalado por el mal manejo de la pandemia por crímenes de lesa humanidad.

Recep Tayyip Erdogan, presidente de Turquía, se ha aprovechado de las tensiones religiosas con los practicantes del islam para, desde ellas, jugar sus cartas en una Europa de la que Turquía termina —y no— de formar parte.

No es novedad que el primer ministro húngaro, Viktor Orbán —instaurador de la democracia iliberal dentro de su partido—, busque cualquier resquicio para apoderarse de las libertades ajenas. Orbán gobierna pensando que la única libertad que pueden ejercer los ciudadanos es la del voto. Y, a partir de ella, gobierna en contra de las reglas del juego democrático y promueve leyes en contra de los grupos minoritarios del país. Durante este año, intentó restringir los derechos de la comunidad LGBTTTIQ; a políticos como él, es bueno recordarles que ser homosexual no es una opción, ser homófobo sí.

Si no estuviera tanto en juego, podríamos imaginarlos como personajes de animación; juntos formarían “La legión del mal”. Como es claro, Putin sería el antagonista sobre el que giraría la historia, acompañado por Bolsonaro, Orbán y Erdogan. Los otros políticos que no menciono en la lista, pero que tienen bajísimos rendimientos democráticos, no serían más que errores de un mal guion, patiños de ocasión: irrelevancias históricas, pues.

Los antihéroes son lo que, a veces, se necesita para que el estricto apego a la ley, el respeto por la democracia y los derechos humanos recuperen el brillo que la normalidad asumida les quita.

Así, la próxima semana escribiré sobre los personajes que, en el segundo año de pandemia, nos devolvieron la sonrisa, la confianza y las ganas de seguir luchando.

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