Los precios al consumidor británicos subieron al ritmo anual más rápido en casi 30 años el mes pasado, intensificando la presión sobre los hogares y reforzando las posibilidades de que el Banco de Inglaterra aumente las tasas de interés para una tercera reunión consecutiva.

La tasa anual de inflación de precios al consumidor aumentó al 5.5% en enero, la más alta desde marzo de 1992, cuando Gran Bretaña estaba saliendo de un largo período de acuerdos salariales altos que alimentaban la inflación. Esto estaba por encima de los pronósticos de la mayoría de los economistas en una encuesta para que se mantuviera a la tasa del 5.4% de diciembre.

A principios de este mes, el Banco de Inglaterra predijo que la inflación alcanzará un máximo de alrededor del 7.25% en abril, cuando las facturas de energía de los hogares aumentarán en más de la mitad.