Pederastia eclesial: el caso de España: López Vela – Análisis

“Lo que no se mide no se puede mejorar. Lo que no se mejora, se degrada siempre”

William Thomson Kelvin

Apenas ayer, una coalición de partidos de izquierda —PSOE, PODEMOS, ERC y EH Bildu— anunció una iniciativa para que se investiguen los casos de pederastia en la Iglesia española. La noticia es incómoda pero, sin duda, saludable para los afectados, la institución y la sociedad española —en general—.

El Partido Popular se opuso a la propuesta pues sostiene que ésta debe ser más amplia y permitir que la Fiscalía investigue todos los casos de pederastia del pasado, en cualquier institución española. Por su parte, el vocero del partido de derecha radical, Vox, afirmó que el Gobierno quiere “acabar con la Iglesia por el mero hecho de ser una institución que les molesta”. Además, sostuvo que la denuncia que quieren hacer “una causa general” contra la Iglesia por “pura ideología”. Una vez más, el portavoz de Vox, Iván Espinosa de los Monteros, se equivoca y se convierte en defensor de la crueldad sexual.

A diferencia de otros países —Estados Unidos, Irlanda, Francia o Alemania—, los casos de pederastia ocurridos en el seno de la Iglesia no han sido investigados formalmente en España. Se cuenta con denuncias aisladas; el mayor esfuerzo lo lanzó el periódico El País que, en 2018, abrió un correo electrónico para recibir las denuncias; derivado de esto, documentó 251 casos en un informe que se entregó al Vaticano. Las denuncias han continuado y suman 1,246 víctimas a lo largo de España; los agresores, por su parte, integran todos los movimientos eclesiásticos: lasallistas, jesuitas, maristas, salesianos, claretianos, corazonistas, escolapios, agustinos, franciscanos, menesianos, dominicos, Opus Dei.

El abanico de órdenes muestra que la práctica de la pederastia se convirtió en una norma de conducta aceptada y protegida entre las autoridades correspondientes; la secrecía validada por el secreto pontificio —que apenas hace un par de años abolió el Papa Francisco— fue el fructífero caldo de cultivo para la humillación sexual de menores de edad.

La fiscalía española atraerá las investigaciones que, en mi opinión, deben ser analizadas por expertos en el tema pues, de lo contrario, se corren dos riesgos importantes: revictimizar a las personas denunciantes y hacer valoraciones superficiales que no rompan el sesgo cognitivo de proteger y justificar a los hombres —himpathy—.

Pero, más importante, es que los españoles se encuentran frente a la oportunidad de esclarecer el pasado para construir un mejor futuro; no se trata de destruir instituciones —como sostiene el vocero de Vox—, sino de que las víctimas obtengan justicia y reparación por los hechos padecidos. Un análisis justo de los hechos, las circunstancias, los factores de riesgos, las vías de la impunidad podría ser la base para crear medidas de prevención específicas que sustenten las garantías de no repetición que piden las víctimas.

Así, más allá de politiquerías partidistas, la sociedad española puede caminar el doloroso tránsito de las investigaciones con la mira puesta en las mejoras sociales: prevención y reparación.

Deja un comentario

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.