Un exalumno de 19 años fue asesinado a tiros después de un partido de baloncesto de secundaria hace una semana en Beloit, Wisconsin. El lunes, un tiroteo fuera de Chaparral High School en Las Vegas dejó a tres adolescentes hospitalizados.

El martes, cinco adolescentes resultaron heridas y heridas de bala fuera de la escuela secundaria Rufus King en Milwaukee. También el martes, un estudiante fue asesinado y otro baleado fuera del Centro de Educación del Sur en Minneapolis, el único de estos casos en los que se arrestó a sospechosos. Dos estudiantes de la escuela han sido acusados.

Están surgiendo señales de que el estrés y los desafíos de la pandemia están empeorando la violencia armada en las escuelas estadounidenses. A los investigadores que están estudiando el fenómeno les preocupa que solo empeore.

Los campus ya han sido el sitio de 141 tiroteos en lo que va durante el año escolar 2021-22, más que en cualquier otro momento de la década anterior, según Everytown for Gun Safety.

Los problemas anteriores a la pandemia, como la desigualdad y la insuficiencia de recursos, han empeorado incluso cuando COVID-19 ha introducido nuevos desafíos, como crear tal estrés que la mitad de los maestros dicen que quieren renunciar o jubilarse temprano, según encuestas recientes de la Asociación Nacional de Educación.