El presidente Joe Biden tiene pocas opciones de política atractivas para controlar los precios récord de la gasolina en Estados Unidos antes de la crítica temporada de conducción de verano, cuando millones de estadounidenses llenan sus tanques y salen a la carretera para las vacaciones.

“El presidente y nuestro equipo de seguridad nacional y nuestro equipo económico están trabajando horas extras en este momento para evaluar y examinar una serie de opciones nacionales”, dijo la portavoz de la Casa Blanca, Jen Psaki.

Públicamente, los funcionarios de la Casa Blanca han dicho que todas las opciones están sobre la mesa: un feriado fiscal de gasolina o tarjetas de gasolina que proporcionarían descuentos a los consumidores; posibles acuerdos para eliminar las sanciones a las exportaciones de crudo iraníes y venezolanos; y una posible relajación de la Ley Jones, una ley que requiere que la carga nacional se transporte en petroleros de fabricación estadounidense que utilizan mano de obra sindical.