Pekín cerró algunas escuelas y espacios públicos el jueves, ya que la mayoría de los 22 millones de residentes de la capital china se presentaban a más pruebas masivas de COVID-19 destinadas a evitar un confinamiento similar al de Shanghái.

La mayoría de las personas en Shanghái estuvieron a un mes de aislamiento estresante en el hogar, luchando por satisfacer las necesidades básicas. Pero había esperanza en el horizonte a medida que el número de nuevos casos disminuía aún más y los funcionarios dijeron que su enfoque se estaba centrando hacia el aumento de las vacunas entre las personas mayores.

Sin embargo, crecía el temor de que China quedara atrapada en un juego de golpes en los próximos meses, levantando los confinamientos en algunos lugares, mientras que imponía otros en otros lugares, causando graves daños económicos y exasperando a su población.

Mientras Pekín lanzaba tres rondas de pruebas masivas esta semana en la mayor parte de la ciudad, cerró una serie de complejos residenciales, oficinas y una universidad.