Economía conductual: Cómo impacta la velocidad con la que decidimos la calidad de nuestras decisiones financieras: Martínez – Análisis

“Las decisiones rápidas son decisiones inseguras”. Sófocles.

30 de marzo de 2022.

Cuando decidimos, frecuentemente nos debatimos entre dos extremos. Por un lado, decidir a partir de buscar información “perfecta”, que someteremos a análisis riguroso que (creemos), nos conducirá con mayor probabilidad a decisiones óptimas. Por el otro lado, tomar decisiones rápidas, frecuentemente basadas en el principio de que la oportunidad puede perderse, aún a riesgo de contar con menos información para decidir y analizar.

Esta distinción es hoy más más relevante, porque al mismo tiempo que tenemos una gran cantidad de información potencialmente disponible para tomar decisiones, con fuentes accesibles (pero en ocasiones contradictorias), parecería que los espacios de tiempo que tenemos para decidir se acortan y crean condiciones poco propicias para análisis profundos y decisiones menos estructuradas.

Simultáneamente, la inmediatez de la información, la velocidad que ofrecen ciertas plataformas para tomar decisiones financieras (por ejemplo, las plataformas para compraventa de acciones) y la visión de que las oportunidades son efímeras, presionan a que las personas tomen decisiones rápidas basadas en recomendaciones que, o bien son incompletas, o no revelan incluso razones ocultas que las impulsan. Existe evidencia, por ejemplo, del efecto de los tweets en relación con ciertos activos financieros o sobre visiones específicas del comportamiento inmediato futuro de los mercados financieros, que influyen de manera significativa las decisiones de inversión.

En el estudio “Trading fast and slow: The role of deliberation in experimental financial markets”, de Ferri, Ploner y Rizzolli, se analizan precisamente las diferencias que a nivel teórico y experimental se producen entre decisiones realizadas en condiciones de velocidad y aquellas tomadas en condiciones de lentitud.

Una primera conclusión del estudio es que, tratándose de activos financieros, los entornos de decisión rápida provocan una mayor dispersión en el comportamiento de los precios de los activos financieros. Incluso tratándose del mismo activo, se producen fenómenos de volatilidad en el precio, alejándolo de posiciones de relativa neutralidad de riesgo.

Por el contrario, en condiciones de decisión lenta, el comportamiento de los precios de los activos presenta menor dispersión. Ello, en principio, puede deberse a que un análisis más profundo lleva a conclusiones de evaluación similares y consecuentemente ello se reflejan en la dispersión de los precios. Un ejemplo trivial de ello es, por ejemplo, cuando en los pronósticos deportivos los resultados son predecibles y esperados, hay más ganadores en la quiniela, pero sólo se requiere que un par de resultados sean contrarios a los pronósticos para que el número de ganadores se reduzca significativamente.

Una dispersión mayor se presenta también en las propuestas de compra y venta de activos financieros, en condiciones de velocidad de las decisiones, la cual termina por favorecer la percepción de que existen mayores oportunidades de arbitraje y, consecuentemente, de ganancia.

Hoy, en el mercado financiero concurren por un lado grandes inversionistas institucionales, que por lo menos a nivel teórico tienen mayor capacidad y recursos para tomar decisiones, con inversionistas personas físicas, que con frecuencia tienen limitada capacidad de comprensión de los fenómenos subyacentes al comportamiento de los activos bursátiles y que toman además decisiones en entornos más inciertos y con información más deficiente.

Particularmente los últimos años, los efectos económicos de la pandemia, la incertidumbre política (y recientemente militar), los cambios en la trayectoria de las tasad de referencia, entre otros fenómenos; generan entornos volátiles, que presionan una mayor velocidad en las decisiones financieras, pero para los inversionistas menores, les representan condiciones más complejas y, consecuentemente, resultados más negativos.

El autor es politólogo, mercadólogo, financiero, especialista en economía conductual y profesor de la Facultad de Economía de la UNAM. CEO de Fibra Educa y Presidente del Consejo para el Fomento del Ahorro Educativo de Mexicana de Becas.  [email protected] – síguelo en Twitter @martinezsolares

 

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