“Los mercados alcistas y los mercados bajistas pueden oscurecer las leyes matemáticas, no pueden revocarlas”. Warren Buffett.
En los mercados financieros se refiere al mercado Bull o al mercado Bear, cuando éstos presentan tendencias consistentes al alza o a la baja.
Entre 1990 y 2000, se presentó una tendencia Bull en los mercados (medido con el índice S&P500), por 113 meses y una apreciación del índice de 417%. Posteriormente, hacia finales de 2002, se produjo otro mercado Bull de 60 meses y una apreciación de 102%, teniendo entre ambos periodos un mercado Bear de 31 meses y cerca de 50% de caída en el valor del índice.
Entre 2002 y 2007 se presentó nuevamente un mercado Bull con duración de aproximadamente 60 meses y una apreciación del índice de 102%, pero esta fase apenas si logró emparejar el nivel que el índice mostraba al finalizar el período Bull anterior.
Entre 2007 y marzo de 2008, se produjo un nuevo mercado Bear por 17 meses con una depreciación de 57%. Después de esa considerable caída, el mercado volvió a presentar una tendencia Bull (alcista) que se prolongó (con excepción del momentáneo “hipo” relacionado con el inicio de la pandemia) por prácticamente 13 años (156 meses) y una apreciación del índice de más de 500%, rebasando el índice los topes de los momentos más altos previos para alcanzar un máximo de más de 4700 puntos.
Hoy, para muchos el mercado ya se encuentra en una nueva fase de contracción Bear, ante una caída, entre enero de este año y esta última semana del mes de mayo, de más de 15%.
Este ciclo de contracción se encuentra alimentado por distintas causas y una fuente común; la percepción de que las medidas que favorecieron un entorno de enorme liquidez financiera mundial, después de la crisis hipotecaria, han llegado a su fin y que la fiesta del dinero barato a nivel global ha concluido.
Detrás a su vez de este cambio en el escenario de liquidez, se encuentra el fenómeno inflacionario que enfrentan prácticamente todas las economías en el último año y que, con distintas causas particulares, tienen como denominador común los desequilibrios generados a nivel económico por la pandemia. Asimismo, la inflación y la incertidumbre se acentúa con otros fenómenos como la evidencia de desequilibrios internacionales que se expresan en la
guerra en Ucrania (con un conflicto bélico en una región del mundo que se suponía ajena a abiertas y francas invasiones de un país en contra de otro), así como por fenómenos que evidencian el cuestionamiento de la globalización y como crítica al efecto de esta sobre los beneficios del crecimiento para las amplias capas de la población.
Pareciera que el tema del comportamiento de los índices accionarios resulta ajeno a la mayoría de la población; pero hay que recordar que algunos de los principales inversionistas institucionales en el mundo son, como en el caso de México, manejadores de fondos de pensiones, que en cierto sentido se han beneficiado del crecimiento y expansión de los mercados accionarios.
De las complejas particularidades de este nuevo escenario de contracción, dependerán en gran medida su duración y profundidad. Y de ello a su vez dependerá la gravedad del impacto que tenga sobre el crecimiento, sobre el comportamiento de los fondos de pensiones y, en última instancia, sobre el bienestar económico de grupos importantes de población; sin olvidar que estos entornos, favorecen las visiones simplistas, ancladas en el pasado, que venden mucho pero en nada contribuyen al restablecimiento del crecimiento y disminuir la inequidad económica.
El autor es politólogo, mercadólogo, financiero, especialista en economía conductual y profesor de la Facultad de Economía de la UNAM. CEO de Fibra Educa y Presidente del Consejo para el Fomento del Ahorro Educativo de Mexicana de Becas. [email protected] – síguelo en Twitter @martinezsolares