La ciudad de Valuyki, en el oeste de Rusia, se ha convertido en un puesto de parada crucial en la última fase de la guerra de Rusia por la cercana frontera en Ucrania. A lo largo del mes pasado, los helicópteros zumbaron por encima, los vehículos militares obstruyeron las carreteras y los soldados se prepararon para el combate en una enorme base militar allí.

También es un lugar donde los familiares de los soldados y los ciudadanos privados están trabajando para proporcionar suministros y equipo a las tropas con base cerca de la ciudad para hacer frente a la escasez, incluidos drones, radios y miras de rifles que detectan el calor, según seis voluntarios y tres soldados con los que habló Reuters, así como una revisión de los canales de redes sociales que los voluntarios utilizan para coordinar los esfuerzos.

Entre ellos se encuentra Olga Lukina, una residente local que dijo que su marido desempeña un papel no combatiente en una unidad de reconocimiento militar rusa. Le dijo a Reuters que algunas unidades de reconocimiento carecían de drones y equipo de visión nocturna, en particular, mientras que otras unidades que luchan en Ucrania “necesitan comida, diesel, en algún lugar para lavarse y lavar su ropa”.