Casi un mes después de que Shanghái levantara sus estrictos confinamientos por COVID-19, los minoristas de moda están atrapados con montones de acciones no vendidas mientras los consumidores cautelosos se mantienen alejados de los deslumbrantes distritos comerciales del centro comercial.

Las restricciones para detener el virus en Shanghái, la capital de la moda de China, paralizaron la ciudad de 25 millones en abril y mayo, dejando intactas las exhibiciones de ropa y productos de belleza en las tiendas y los contenedores de ropa importada varados en el puerto.

La reapertura de la ciudad este mes vio una avalancha de barcos de mercancías desde los almacenes hasta los estantes de las tiendas ya cargados de mercancías sin vender durante dos meses de confinamiento. Normalmente, alrededor de una quinta parte de todos los productos importados que entran en China pasan por el puerto de Shanghái.