Ocho prisioneros murieron como resultado de un incendio en la prisión de Evin de Teherán durante el fin de semana, dijo el lunes el poder judicial de Irán, duplicando el número de muertos por un incendio que ha aumentado la presión sobre el gobierno mientras lucha por contener las protestas masivas.

El destino de Mahsa Amini, una mujer kurda iraní de 22 años que murió bajo custodia el 16 de septiembre después de ser aprehendida por la policía moral de Irán por “traje inapropiado”, desató una ola de protestas que se extendieron rápidamente y a todos los endos de la sociedad.

El malestar se ha convertido en uno de los desafíos más audaces para los gobernantes clericales de Irán desde la revolución de 1979, con los manifestantes pidiendo la caída de la República Islámica, incluso si las protestas no parecen estar cerca de derrocar al sistema.

El poder judicial de Irán dijo que el incendio del sábado por la noche fue iniciado por prisioneros en un taller después de una pelea, y que los muertos habían muerto por inhalación de humo. Todos eran de una sección de la prisión para reclusos encarcelados por delitos relacionados con el robo, dijo.