La agencia calificadora internacional Fitch Ratings afirmó la calificación crediticia del país en ‘BBB-’ para la deuda de largo plazo emitida tanto en moneda local como extranjera. También mantuvo la perspectiva como ‘estable. Fitch consideró que la calificación de México está respaldada por una política macroeconómica prudente, con finanzas externas estables y robustas. Sin embargo, la calificación se encuentra restringida por indicadores de gobernanza débiles, un desempeño de crecimiento de largo plazo moderado, una intervención política a nivel micro que afecta a las perspectivas de inversión y a los pasivos peligrosos que representa Pemex para las finanzas públicas.
La perspectiva se mantuvo como ‘estable’ porque la finanzas públicas han generan estabilidad macroeconómica, a pesar de los desafíos que existen sobre las perspectivas de crecimiento moderado a largo plazo. Esta estabilidad en las finanzas públicas se ha generado en gran parte por el compromiso del gobierno mexicano de mantener déficits fiscales moderados con un ratio de deuda/PIB estable. Además, las medidas para combatir la evasión fiscal han ayudado a aumentar la recaudación.
Para las finanzas públicas el principal riesgo sigue siendo PEMEX, ya que se espera que el gobierno siga apoyando a la petrolera como parte de su plan para fortalecer a las compañías estatales de energía pero no esperan que el gobierno garantice su deuda dada la legislación actual.
Las métricas negativas del país han estado prácticamente en línea con las
calificaciones anteriores: se espera que el gasto público se incremente en 11.6% en términos reales para 2023 comparado con el presupuesto de 2022. Esto debido a que el gobierno mexicano busca completar los proyectos prioritarios de infraestructura antes de las elecciones de 2024 (Tren Maya, Tren Transístmico, Refinería Dos Bocas).
También se espera que haya un incremento importante en las pensiones (.8.4% en términos reales) como parte de los programas sociales prioritarios de la administración pública para los adultos mayores. A mediano plazo, Fitch espera que esto genere una reducción en la opinión fiscal debido al bajo nivel de ingresos del gobierno. En cuanto al crecimiento del país, Fitch proyecta un crecimiento real del PIB de
2.5% en 2022 y que disminuya a 1.3% en 2023. Esto debido principalmente a que el crecimiento económico se ha visto acompañado de una floja inversión, en parte debido a la poca confianza entre inversionistas por el entorno de negocios y cambios legales y regulatorios (iniciativas de ley, confrontación del gobierno con
el sector privado), particularmente en el sector energético.
Sin embargo, como factor positivo la economía mexicana se sigue beneficiando de la demanda externa en el corto plazo pero probablemente se vea afectada con varios retos debido a la
desaceleración de la economía estadounidense. Para Fitch una ligera recesión en EE.UU es el escenario central para 2023 y espera que el PIB de México continúe creciendo con cierto retraso respecto a sus vecinos, por lo que una recesión en EE.UU más profunda de lo esperado podría ser un golpe fuerte a la economía mexicana. Dentro de las métricas positivas del país que llevaron a la perspectiva como estable se encuentra que los efectos externos parecen estar siendo contenido por
México en un entorno económico y financiero de alta volatilidad e incertidumbre.
Esto en gran parte por la inversión extranjera directa, unas reservas
internacionales adecuadas y una política monetaria prudente. Además, para Fitch cada vez existe mayor evidencia de que el “nearshoring” está beneficiando al país producto de las tensiones comerciales entre EE.UU. y China. Por lo se espera que la balanza se decante en favor de México contra sus competidores una vez que suban los costos de envío para los países asiáticos que originalmente se beneficiaron de este conflicto.
Hacia adelante, mientras las finanzas públicas se mantengan sólidas, con un nivel de deuda estable, la probabilidad de que se pierda el grado de inversión durante los siguientes 12-18 meses es relativamente baja. Esto debido a que el país ha logrado mantener una estabilidad a nivel macroeconómico en un ambiente de alta volatilidad e incertidumbre a nivel global. Si bien las presiones inflacionarias que se presenta en el país y los bajos niveles de gobernanza siguen siendo un factor importante a tomar en cuenta, se espera que México mantenga un ritmo de
crecimiento moderado en el futuro próximo.
Cortesía InterCam