Naciones Unidas insta a eliminar las brechas que privan a mujeres y niñas a acceder plenamente a la era digital

Las tecnologías digitales están transformando rápidamente las sociedades a nivel global, lo cual permite avances sin precedentes para mejorar nuestros entornos y las vidas de las mujeres y las niñas. Sin embargo, también dan lugar a nuevos desafíos que pueden perpetuar y profundizar las desigualdades entre hombres y mujeres.

A nivel global, los hombres tienen 25% mayor probabilidad de adquirir los conocimientos y habilidades para usar la tecnología que las mujeres1. En América Latina, 40% de las mujeres no están conectadas o no pueden pagar el acceso a Internet. Estos retos son particularmente agudos si además se consideran otras circunstancias y condiciones de vulneración como la pobreza, discriminación, racismo y situación migratoria, entre otras.

Estamos frente a una oportunidad única para conformar un presente en el que la tecnología contribuya a cambiar las normas sociales que perpetúan roles y estereotipos de género, y ampliar las voces de las mujeres y niñas para fortalecer su empoderamiento político y socioeconómico. Para ello, es preciso distribuir equitativamente los beneficios de la transformación digital con inclusión, desde todos los entornos de aprendizaje y con el apoyo de estrategias como la Alfabetización Mediática e Informacional.

Es por esto que, en el marco del Día Internacional de la Mujer y bajo el lema “Por un mundo digital inclusivo: Innovación y tecnología para la igualdad de género”, Naciones Unidas hace un llamado a todos los sectores a eliminar las brechas que privan a mujeres y niñas a acceder plenamente a la era digital, y a realizar acciones para que la tecnología promueva y facilite su participación en la ciencia, innovación y en los propios desarrollos tecnológicos, contribuyendo así a ampliar las oportunidades de las mujeres y niñas en toda su diversidad.

Si bien el acceso a Internet y a dispositivos electrónicos es una condición necesaria en la vida diaria de las personas, éste no es suficiente para obtener los beneficios de las tecnologías digitales. La brecha digital también implica la falta de habilidades para acceder, consultar, producir y analizar datos, información y contenidos, lo cual se ha convertido en una nueva forma de exclusión social equivalente a lo que hace 30 años era no saber leer y escribir. De igual forma, la distribución desproporcionada en las labores de cuidado, que en su mayoría desempeñan mujeres y niñas, obstaculiza sus posibilidades de participar en el mercado laboral del mañana, que cada vez es más digital y está más vinculado a la tecnología.

La realidad actual confirma que las desigualdades en el campo de la tecnología impactan de manera desproporcionada a las mujeres. En México, 63% de las mujeres que no usan Internet reportan que la principal razón es que no tienen los conocimientos para hacerlo2. Además, en el ciclo escolar 2021-2022, solo 23.67% de personas inscritas en licenciaturas del área de Tecnologías de la Información y Comunicación, fueron mujeres3.

Asimismo, ante un mundo que cambia velozmente por la transformación tecnológica, se debe reconocer, prevenir, y eliminar todas las formas de violencia que se generan en el espacio digital en contra de las mujeres y las niñas.

La violencia digital comprende diversas formas, trae consigo graves consecuencias y puede conducir a otras formas de violencia en el mundo real, las cuales afectan de manera desproporcionada y especialmente a mujeres y niñas: violencia física, sexual y psicológica, acoso en la calle o en la escuela, estigmatización, aislamiento, incluso feminicidios y suicidios.

Además, las plataformas digitales de trabajo, como las de entregas a domicilio, suelen brindar poco acceso a la protección social y exponen a riesgos en materia de salud y seguridad principalmente a las mujeres4.

En todo el mundo, 40% de las mujeres ha experimentado violencia digital5, y en México, tres de cada 10 mujeres usuarias de Internet han sido víctimas de ciberacoso, lo que representa 10 millones de mujeres6. Por su parte, las mujeres con voz pública, especialmente las periodistas, comunicadoras y defensoras de los derechos humanos, están expuestas a sufrir violencia de género en línea de manera sistemática, incluida la vigilancia selectiva sin autorización judicial, lo que impide su participación plena e igualitaria en la vida pública y conlleva graves repercusiones en todos los ámbitos de sus vidas y en las sociedades en general.

Este 8 de marzo, Naciones Unidas llama a priorizar la inclusión y educación digital de las mujeres y las niñas, incorporando su mirada en las políticas, programas y estrategias de digitalización; impulsando la producción, análisis y uso de datos y estadísticas para la igualdad de género en el cambio tecnológico; aumentando el financiamiento público y privado para su inclusión y educación digital; estableciendo marcos regulatorios con perspectiva de género, y garantizando la transparencia y la rendición de cuentas en el desarrollo y uso de la tecnología.

La digitalización tiene el potencial de beneficiar la vida de muchas personas en áreas como la educación, la salud, el acceso a empleo decente, reapuesta al cambio climático, la erradicación de la pobreza, la seguridad alimentaria y nutricional, la prevención del delito, la respuesta ante las emergencias humanitarias, la participación en la vida pública y el fortalecimiento de la democracia.

Por ello, es absolutamente necesario abogar por una educación digital, científica y tecnológica que erradique las desigualdades de género y que promueva la participación, el empleo y el liderazgo de las mujeres en la tecnología y en la innovación.

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