La reciente intervención de Guadalupe Taddei Zavala, presidenta del INE, en medio de las críticas sobre la distribución de curules en la Cámara de Diputados, revela una falta de respuesta efectiva a las crecientes inquietudes públicas y políticas.

Taddei Zavala ha enfatizado la necesidad de respetar la autonomía del INE y la aplicación estricta de la ley, sin embargo, su discurso parece evadir la profundidad de las críticas y el malestar generalizado respecto a la posible sobrerrepresentación de Morena y sus aliados.

La postura de Taddei Zavala, al enfocarse en el respeto hacia las opiniones externas y la legalidad, ignora la percepción de ineficiencia y falta de transparencia que rodea al INE en la actualidad. Su insistencia en la aplicación “al cien por ciento” de la ley y el apego a acuerdos previos no aborda adecuadamente las preocupaciones sobre la justicia y equidad del proceso, especialmente cuando se cuestiona la capacidad del INE para manejar la complejidad del sistema electoral sin sesgos.

Además, Taddei Zavala evadió responder de manera concreta a la sugerencia del presidente sobre el financiamiento de la elección de jueces, ministros y magistrados a través de fideicomisos del Poder Judicial, desviando la responsabilidad hacia el Poder Legislativo.

Esta falta de claridad en su respuesta y la incapacidad para proporcionar estimaciones de costos sobre las boletas y cargos renovables reflejan una deficiencia en la gestión y planificación del Instituto, generando más dudas sobre su capacidad para manejar los desafíos electorales actuales.

En resumen, mientras Taddei Zavala demanda respeto hacia el INE, la realidad es que el Instituto enfrenta serios cuestionamientos sobre su eficiencia y transparencia. La falta de respuestas claras y la aparente evasión de problemas críticos subrayan la necesidad de una revisión más profunda de su papel y funcionamiento en el contexto electoral del país.