Con el reciente lanzamiento del sedán MG7 y el SUV RX9 en México, MG Motor apunta a reforzar su presencia en el país. Estos modelos, a los que la marca ha denominado “halo cars,” se presentan como vitrinas de su capacidad tecnológica. Sin embargo, su éxito dependerá de más que solo características de innovación.
Si bien estos vehículos se sitúan como competidores de renombrados modelos como el Honda Accord y Toyota Camry, su potencial para capturar una cuota significativa del mercado es cuestionable. La marca enfrenta retos en cuanto a percepción y confianza en su durabilidad, cruciales en el segmento D.
Además, la competencia incluye tanto modelos establecidos de marcas tradicionales como opciones de fabricantes chinos que están ganando terreno rápidamente en México.
La falta de un historial sólido y una red de servicio confiable puede limitar el atractivo de MG para los consumidores que priorizan confianza y valor a largo plazo.
Aunque la estrategia de presentar tecnologías avanzadas en sus nuevos modelos es ambiciosa, la marca deberá trabajar en ganar la lealtad de los consumidores para realmente consolidarse en este mercado altamente competitivo. Y eso sí, que se dejen de ver sus vehículos en las principales avenidas del país en grúas por quedarse “Tirados”.