Nissan Motor, la mayor automotriz de Japón, se enfrenta a una difícil reestructuración en medio de una crisis financiera persistente, que ha llevado a la empresa a anunciar la eliminación de 9,000 puestos de trabajo y una disminución del 20% en su capacidad de producción global.

Esta decisión se debe a una caída significativa en las ventas, particularmente en China, que ha afectado de forma drástica las perspectivas de crecimiento de la compañía.

La noticia, reportada por The Wall Street Journal, marca un momento crítico para Nissan, que además recortó sus proyecciones de ventas y ganancias para el año actual tras registrar pérdidas en el último trimestre.

Como parte de la reestructuración, Nissan reducirá su participación en Mitsubishi Motors y ha propuesto una estrategia de austeridad que incluye una reducción de costos fijos por 300,000 millones de yenes (1,940 millones de dólares) y una disminución adicional en costos variables de 100,000 millones de yenes.

La compañía, que alguna vez fue un emblema de innovación y expansión en la industria automotriz, enfrenta ahora el desafío de reposicionarse en un entorno de alta competencia y crecimiento estancado.

Makoto Uchida, director ejecutivo de Nissan, explicó que aunque estas medidas pueden percibirse como un retroceso, su objetivo es encaminar a la empresa hacia una recuperación sostenible.

Sin embargo, la magnitud de estos recortes resalta la profundidad de los problemas estructurales que enfrenta Nissan, desde una costosa red de producción global hasta la necesidad de mejorar su posición en un mercado que ahora favorece a competidores con una orientación más ágil y adaptada a las nuevas tecnologías.

Los analistas advierten que estos esfuerzos de ajuste, aunque necesarios, podrían erosionar aún más la posición competitiva de Nissan y prolongar su difícil recuperación en un sector que demanda cada vez mayor innovación y eficiencia.