El universo del lujo ha sido sacudido por una noticia histórica: Prada ha adquirido la totalidad de Versace, marcando un hito sin precedentes que reconfigura las dinámicas del sector de la moda de alta gama.
La firma italiana anunció este jueves que llegó a un acuerdo definitivo con Capri Holdings, propietaria de Versace desde 2018, para concretar la compra por un valor de 1,380 millones de dólares (1,250 millones de euros).
Con esta operación, la legendaria casa fundada por Gianni Versace en 1978 regresa a manos italianas, después de haber estado controlada por la multinacional estadounidense Capri Holdings (antes Michael Kors), que en su momento adquirió la marca por cerca de 1,800 millones de euros.
La transacción ha sido aprobada por los consejos de administración de ambas compañías y será financiada por Prada mediante nueva deuda, lo que incluirá préstamos superiores a los 1,000 millones de dólares y una línea total de hasta 1,600 millones.
Este ambicioso movimiento no solo consolida el portafolio de Prada, sino que marca un punto de inflexión en la industria de la moda, elevando al grupo como un competidor directo en la élite del lujo junto a LVMH y Kering.
Con esta triangulación de titanes —Prada, LVMH y Kering— se dibuja un nuevo mapa del poder en la moda internacional, en donde las estrategias ya no giran únicamente en torno al diseño, sino al posicionamiento estratégico, la integración de marcas icónicas y la conquista de mercados globales en constante transformación.
En medio de un entorno económico global marcado por incertidumbres y tensiones comerciales —como los aranceles promovidos por el expresidente Donald Trump—, Prada logra no solo fortalecer su marca, sino también enviar un mensaje claro: está lista para escalar a la cima del lujo mundial con una identidad cada vez más audaz, moderna y global.
El regreso de Versace a la esfera italiana es también un guiño a la herencia cultural y creativa de la moda del país, y representa una jugada simbólica y estratégica que podría desencadenar nuevas fusiones, alianzas o expansiones dentro del sector en los próximos años.
Con este paso, la casa Prada no solo viste a la élite, sino que también juega en la mesa donde se define el futuro del lujo.