Todas las entradas de: Charly Pérez

Productor Noticiero "José Cárdenas Informa"

El chiste de la amnistía

 

Charly Pérez

El fin de semana, el rayito tropical de esperanza salió con otro de sus chistes -ya ven que es bien gracioso y ocurrente-, tuvo la extraordinaria idea de decir que, “si es necesario vamos a convocar a un diálogo para que se otorgue amnistía (a los narcos) siempre y cuando se cuente con el apoyo de las víctimas; no descartamos el perdón. Se debe perdonar si está de por medio la paz y la tranquilidad del pueblo”. Sí, suena feo, suena tonto, suena loco y suena totalmente estúpido. Pero entiendan, ¡fue una broma! Lo dijo nada más para sacudir el avispero y levantar polvo. Por supuesto que el líder en todas las encuestas no piensa así. El salvador del pueblo no tiene esas ideas. El mesías no lleva esas babosadas en su cabeza.

Él sabe perfectamente que los narcos son asesinos, que matan bebés en frente de sus padres, que obligan a hermanos a mutilar a sus hermanos. Que les sacan los ojos a militares vivos para jugar con ellos antes de matarlos. Que hacen “pozole” con sus víctimas para no dejar rastros. Por supuesto que don Andrés no propone perdonarlos… Él señor López sabe que ofrecer amnistías es buscar aliados y carecer de ideas, que es mejor ofrecer trabajo y generar empleos. Él sabe perfectamente qué hacer con los muertos y con las víctimas, sabe que, el final ellos son lo más importante.

Y ya todo mundo se le fue encima, como si no lo conocieran. Las redes, los medios, sus adversarios –porque él no tiene enemigos- y hasta sus incondicionales lo están crucificando.

Como buen mesías, nadie lo entiende, nadie conoce la verdadera naturaleza de sus palabras. Todo lo tergiversan, no entienden sus parábolas, ni su sentido del humor. Pobre.

Obituario: Amigos regios, de verdad, la final solamente les interesa a ustedes, al resto del país nos tiene sin cuidado.

Cicatrices en el alma

 

Charly Pérez

Irle a Cruz azul es estar un poco zafado, Cruz Azul, desde hace por lo menos 35 años, es el “ya merito”, “este año es el bueno”, “ahora sí”, levantan ilusiones, forjan esperanzas, crean sueños, pero al final, siempre es lo mismo. ¡Otra vez lo mismo! Ni las brujas, ni las adivinas, ni las supersticiones funcionan. Y el bullying se ha convertido ya en parte de lo mismo. La burla y el equipo ya son la misma cosa. Cruz Azul, hay qué decirlo, decepciona sistemáticamente.

Soy seguidor de Cruz Azul porque cuando era niño era el club que ganaba siempre y esa es razón suficiente para que un niño se enamore de un equipo. Eso me pasó con Cruz Azul. Pero conforme fue pasando el tiempo, la máquina celeste se convirtió en una máquina de la fatalidad. Un buen día Miguel Marín se fue y se llevó con él la grandeza de este club. Cuando se retiró, a principios de 1980, se llevó con él los triunfos y todas las alegrías. O tal vez en los 70’s ganaron tanto que se gastaron las victorias.

De verdad, este Cruz Azul da risa. Son decepciones que se vuelven costumbre. Otra vez con las manos vacías ¡y de qué forma! Esta vez sin anotar, ante el rival más odiado. Sí, se metió atrás 180 minutos, no atacó, no quiso saber nada, tampoco anoto, pero dejó fuera a los celestes. Como sea, el América está en semifinales.

Los que perdemos, como siempre, somos nosotros, los que aguantamos los memes y las risas, los que seguimos apoyando, los que compramos un boleto y nos ponemos una camiseta. A todos nosotros -que somos millones- nos llevan entre las patas con sus estupideces.

Los aficionados deberíamos hacer algo, no tengo idea qué, pero algo. Esto ya no puede ser. Ya no.

Yo sigo siendo azul y estoy como doña Ofelia Guilmain, “muerto por dentro, pero de pie, como un árbol”.

Sé que muchos seguidores se han ido, que hay gente que ya se cansó, se hartó, no pudo más. Yo no, yo soy terco, soy necio, soy aferrado y, como dijo Bronco “tengo tantas cicatrices en el alma, que, aunque quieras lastimarme no podrás, tengo tantas cicatrices en el alma, que no queda donde dar un golpe más…” Yo, como dijo Sergio Andrade, sé que “siempre vendrán tiempos mejores…”

Obituario: Contra mis principios debo decir que me encantaría ver, por mero amor al fútbol, una final en el norte…

Una medalla para Kate

Carlos Slim, importante magnate y hombre de negocios; Juan Gabriel, compositor, intérprete y divo; la escritora Elena Poniatowska, entre muchos otros, están nominados para hacerse acreedores a la medalla Belisario Domínguez, máximo galardón que otorga el Senado de la República.

Eso sí, hay una comisión que recibe las propuestas hechas por los legisladores. Esta distinción se otorga a aquella gente que destacan en beneficio del país. Así, entre las propuestas encontramos cualquier cosa que se nos pueda ocurrir: empresarios, actrices, literatos, músicos, científicos, profesionistas, líderes políticos y un largo etcétera… Vivos y muertos, da igual.

María del Rosario Pérez, distinguida legisladora de Morena (no podría ser de otra manera) propuso a la actriz Kate del Castillo. Y la propuso por… por… por… ¡por su gran labor en pro de un país mejor y por sus nexos (cualquiera que estos sean) con el narcotraficante más famoso de los últimos veinte años! No es cierto, no se crean, la propuesta de la senadora Pérez (ningún vínculo familiar con el que escribe) indica que Kate “ha incursionado en la televisión y el cine. Ha sido galardonada con los premios TV y Novelas y el premio Diosa de Plata” … ¡Por Dios, señores, ¿qué más mérito necesitan?!

Así que yo, desde esta trinchera, exijo que no le den más vueltas con propuestas vacías de mexicanos irrelevantes y le den a mi Kate, a la voz de ya, la medalla Belisario Domínguez, quien, dicho sea de paso, si viera todo esto, se volvería a cortar la lengua.

Obituario: Cruz azul, creo en ti, vamos por la novena…

 

 

 

La estrella más brillante

El domingo pasado, mi Superman se puso su capa roja y se fue al cielo. Él tenía una frase, un dicho, “no hay almohada más cómoda que una conciencia tranquila”. Y así se fue, con la conciencia tranquila, con la satisfacción del deber cumplido. No dejó ningún pendiente, se fue sereno, se fue feliz. Tuvo una vida plena. Lloró, sufrió, rió, jugó, trabajó, batalló, cumplió, amó, fue amado, el sol acarició su faz, la vida nada le debe, con la vida quedó en paz (le encantaba ese poema de Amado Nervo). Concluyó su tarea, amante de la lectura, terminó de leer su libro, lo cerró, suspiró, se quitó los lentes y partió…

Y con esa partida se llevó un pedazo de mi corazón y me dejó un hueco imposible de llenar. Me dejó un dolor que sé que no se me va a quitar nunca, porque no habrá día que no piense en él. Sin embargo, también me dejó la esperanza de volverlo a ver, de volverlo a abrazar muy fuerte y de hilvanar de nuevo una de esas fantásticas conversaciones llenas de risas y de anécdotas. Me dejó con todos los recuerdos de un pasado muy feliz, me dejó con el regalo de una infancia plena -dolorosa a veces-, pero plena y muy feliz.

Me dejó la formación, la educación y la cultura. Sencillamente gracias a él soy el hombre que soy. Me dejó el modo de conducirme en la vida. Me dejó una herencia infinita, me dejó la felicidad de llevar su apellido y el compromiso de luchar todos los días para que se siga sintiendo orgulloso de mí. Me dejó la luz apagada, pero también me dejó la idea de que en cualquier momento va a entrar con la merienda después de regañarme.

Me dejó el tenis, las canciones, los libros y las películas. Me dejó la simpatía y el mal genio. Me dejó el frío de otoño y el sol de invierno. ¡Ay Don Migue, me dejó tantas cosas!

Gracias por todo y por tanto papá. Allá nos vemos.

Y ya lo sabe, mi corazón y mi mente siempre estarán con usted…

Y ya lo sé yo, no hay pedo, sólo tengo que mirar para arriba y buscar la estrella más brillante…

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Hay un tipo que se llama Héctor Díaz Polanco, es integrante de la Dirección Nacional de Morena (sí, ya saben ustedes por dónde voy), yo, la verdad, jamás lo había oído mencionar, acepto que soy un ignorante. Pues resulta que hace unos días, este santo señor llamó a integrar a México a la revolución Bolivariana de Venezuela, para profundizar cambios en el país. Así, tal cual lo está usted leyendo.

Don Héctor, como ya expliqué, es parte de la cúpula de poder del partido de AMLO, él está un peldaño abajo del mesías. Y fue muy claro: “Digámoslo directo, la integración de México en la revolución bolivariana, eso haría a mi juicio una gran diferencia con la situación que tenemos ahora. Necesitamos ampliar esa revolución. Es una tarea importantísima que México podría realizar, imagínense ustedes el escenario de la integración de México. Por ello es tan importante el trabajo que va a hacer Morena en términos de transformar a México”.

Las ideas de los integrantes de Morena son las ideas del peje. Y a eso le está apuntando, aunque diga que no.

¡Qué miedo! Yo ya me lo imaginé y sí, me da mucho miedo…

Nombres

La semana pasada, y a propósito del asunto de Harvey Weinstein, la acrtiz Karla Souza dijo que, a principios de su carrera, allá por el 2004, sufrió acoso sexual por parte de directores, productores y escritores mexicanos.

“La gente no entiende la psicología detrás de ser acosada (…) Es una especie de lavado de cerebro que te hacen estas personas, que hacen que tú creas que ellos tienen razón, no sé cómo explicarlo, son muchas cosas, y luego te da miedo delatarlo o hablarlo…”, aseguró.

Por eso, precisamente por eso, Karlita huyó de México y, por supuesto, no ha permitido que este tipo de incidentes vuelvan a sucederle en Estados Unidos.

No dijo nombres, no sé por qué, si la señorita ya vive en Estados Unidos y ya está haciendo su carrera allá (donde no existen ni Harveys, ni Weinsteins) debería destapar la cloaca, que seguramente está llena de porquerías horrendas, un par de nombres y hacemos una fiesta. Pero no, no dijo nada. La valiente actriz lo dejó en algo que ya sabemos todos. De que los hay, los hay, lo que necesitamos son nombres y pruebas. Karla Souza lo sabe, pero prefiere callar. Dice que se reunirá con otras mujeres que han padecido una situación similar para que se atrevan a denunciar a los agresores. Y agrega que “En México muchas actrices no se sienten seguras de hablarlo y todavía no se sienten protegidas como en Estados Unidos ante la incertidumbre de perder el trabajo o ser amenazadas”. Así es, leyó usted bien, “protegidas como en Estados Unidos”. Hay Karlita, tú, como Jon Snow, no sabes nada.

Obituario: Quedan dos, ¿Osorio o Meade?

Margarita, mi heroína

Mi Maggie es guapa, simpática, talentosa, tiene clase, tiene estilo, ya fue primera dama y la verdad lo hizo muy bien. Mi Maggie siempre ha querido ser presidenta, siempre se le antojó. Vivir en los Pinos es una cosa bonita, además ya se la sabe, dirigir este país no es tan complicado. Si su marido pudo hacerlo cualquiera puede.

Por eso, desde el 2015 estuvo intentando que la voltearan a ver, que le abrieran la puerta, que su partido se diera cuenta que ella era la mejor opción para el 2018. ¡Es Margarita Zavala Gómez del Campo de Calderón Hinojosa! Ya fue diputada, ya fue primera dama y ya fue… Bueno, no importa, ¡pero es la esposa de Calderón! Ella tiene las bases, ella conoce el partido, ella sabe cómo se hacen las cosas. Ella, no ese niño fifí que anda jugando con el PAN. Ese que ni picha, ni cacha, ni deja batear. Porque él es Bugs Bunny jugando todas las posiciones. Él es el encargado de acabar con el panismo. Anaya es un canalla que se ha visto muy gandalla haciendo tanta faramalla.

Mi Maggie no lo podía permitir, así que se quitó su chalina, se puso su traje, su capa y salió a luchar por México, porque al final es lo único que le importa… ¡México! No está interesada en el poder, no. Aunque lo haya visto muy de cerca, aunque ya lo haya sentido y aunque ya lo haya ejercido. No es por eso, no. Su lucha es por alejar a nuestro país de las garras de los malditos aprovechados que todos los días juegan a gobernar. Mi Maggie no tiene intenciones negras. Ella es transparete, linda, sonriente, amable, cariñosa, amable, amigable. Mi Maggie es lo que este país necesita. Ella tiene las armas y, desde su trinchera independiente, saldrá a dar la batalla y a batirse por llegar, otra vez, a la que fue su casa. A esa casita en Chapultepec, de la cual jamás debió salir.

Obituario: Y en la CDMX el sismo también se llevó las aspiraciones de Mancerita, ni modo.

Perdóname México

 

Hace un par de semanas escribí en este espacio que los mexicanos somos envidiosos y aprovechados, estaba decepcionado de mi gente – http://unaventanaalperiferico.blogspot.mx/2017/09/mexicanos-envidiosos-y-aprovechados.html -, hoy quiero, con todo el dolor de mi corazón, decir que estaba equivocado, que este pueblo de México me calló la boca y que no hay nada más sólido que el corazón de los mexicanos.

Porque, en cuanto se enteraron de la tragedia, salieron a ayudar, como fuera, escarbando, cargando piedras, quitándose la camiseta para donarla, recolectando fondos, sumándose a las labores de acopio. Sin comer, sin beber, sin descansar. El damnificado es primero, aunque no lo conozca, aunque no lo haya visto nunca antes en mi vida. Así, se levantan las mangas de la camisa y se ponen a ayudar. Hoy somos hermanos y estamos preocupados por el de junto.

Porque este México no espera a que lo rescaten, no, se rescata él solo, se rescata a sí mismo sin esperar nada. La piel del mexicano se engrosa y hace lo imposible para salir adelante. Las muestras de solidaridad y el corazón de la gente se han visto reflejado en todos lados. Escenas desgarradoras, pero llenas de ternura. La parte más humana, la mejor, es la que el ciudadano común ha mostrado. El mexicano no se rinde ante la tragedia, sigue trabajando, se sigue esforzando y hasta canta, porque también de dolor se canta cuando llorar no se puede.

¡Bravo México! Bravo por tus hijos, por tus soldados, por tus maestros, por esa sociedad extraterrestre que te va a volver a levantar. Bravo por todos los que ayudan y por todos los que donan. Bravo por este país que, otra vez, sorprende al mundo entero. Bravo, porque no he visto ni un solo meme burlándose de la desgracia.

¡Te quiero México! Eres más grande de lo que siempre te creí. Estoy orgulloso de este país y de esta gente que ante la tragedia y la desolación se levanta y levanta a los suyos. Ahora entiendo, es cierto, como México no hay dos.

Claro que no faltan las ratas, no necesito describirlas, esas sí, de verdad, no tienen la menor madre.

Obituario: Ahora viene la parte donde todos los políticos se suben al camión que la sociedad echó a andar.

El día del presidente

Era todo un rito. El mandatario en turno era el centro de toda la atención. Salía de la residencia oficial de Los Pinos, puntual. Con la banda presidencial cruzando su pecho, orgulloso. Lo acompañaban legisladores e integrantes de la clase política que hacían una fiesta llena de color alrededor del acto. Abordaba un auto descapotable. Entonces tomaba camino hasta la cámara de diputados. Comenzaba su desfile. Era SU día. En las calles por donde pasaba la comitiva presidencial había algarabía. Él, con una sonrisa impecable e implacable, levantaba la mano y la mecía suavemente de lado a lado. Ajá, como Miss de concurso… Y la gente se le entregaba. Una viejecita burlaba la valla de seguridad –como si fuera tan fácil– y llegaba hasta él. Lo abrazaba, lloraba y le hacía alguna petición. El Presidente le acariciaba su blanca cabeza y le daba un beso en la mejilla. La anciana daba media vuelta y regresaba a su lugar. Contenta, complacida, feliz.

A su llegada al recinto de San Lázaro el festival era aún más efusivo. Lo recibía otro grupo de legisladores y lo acompañaban –en medio de aplausos, vivas, porras, felicitaciones y cumplidos– hasta la tribuna del salón de sesiones. Ahí, durante varias horas, los legisladores e invitados especiales escuchaban y aplaudían un informe sobre el estado de la nación.

El estado de otra nación, seguramente, porque nunca nada coincidía –ni coincide- con lo que se ve y se vive en este país –eso no ha cambiado–. Cifras macroeconómicas impresionantes, cero corrupción, kilómetros de carreteras construidas, hospitales inaugurados, millones de toneladas cosechadas, extranjeros expulsados, seguridad inigualable, estabilidad social, fuerza, rumbo y altura de miras –nunca he entendido a qué se refieren con eso, pero se oye bien bonito–.

Cuando terminaba la emocionante elocución, interrumpida decenas de veces por las ovaciones –muchas veces de pie– del respetable, tocaba el turno al presidente de la cámara de diputados. “Contestaba” el informe más o menos así: “Nuestro pueblo, señor Presidente, cierra filas alrededor de usted, ratifica su fe en las cualidades de estadista que lo distinguen y le reitera su apasionada confianza porque sabe que, bajo su guía, puede marchar seguro por las amplias rutas que usted le ha marcado hacia el patriotismo sin tacha, la paz dinámica, el progreso material y la superación moral…” ¡¿Qué tal?!

Luego, ya de salida, venía el episodio conocido como “besamanos”. ¿Necesito explicarlo?

Después, con las manos sudadas y las mejillas babeadas, el Presidente regresaba a su casa. Otra vez, en medio de la verbena…

¡Qué tiempos aquellos!

Pero el sueño terminó y el asunto se fue descomponiendo de a poco. Ahora el Señor Presidente ni siquiera puede entrar al Palacio Legislativo. Y no es que no pueda, más bien es que no lo dejan. Ahora tiene qué mandar a alguien a entregar el informe y organizar su discurso en otro lado… Ahora ya hasta ese al que él mandaba, manda a otro a que lleve el mentado documento. Llegará el día en que el informe llegue a la cámara vía UPS. Ya no hay desfile, ya no hay verbena, ¿auto convertible? ¡Están locos! Los tiempos han cambiado y el “día del presidente” no es ahora más que una sublime anécdota. Una anécdota que se transmitía en cadena nacional y que todo el país oía porque oía. No sé si se escuchaba, pero sí se oía. Estaba en todos lados, en todas las estaciones de radio y en todos los canales de televisión. Hoy el informe del presidente en turno no le importa a nadie. Quizá a los que nos dedicamos a esto, a los políticos, a los empresarios, al círculo rojo. Fuera de eso, a la gente de a pie le da exactamente lo mismo lo que diga, o no, el señor presidente. ¿Para qué? Ellos viven la realidad del país día con día y la palpan en la calle, en el mercado, en la escuela de los niños, en los hospitales, en el transporte público y en su propio bolsillo. ¿Para qué tantas explicaciones y discursos maquillados? No sirven para nada Enrique, para nada.

Obituario: Había una vez un partido cuyas siglas eran “PAN”, también se está convirtiendo en anécdota.

 

Ricardo, el congruente

Charly Pérez

En 1998, Ricardo quería gobernar Zacatecas, pero el partido puso a otro candidato, así que agarró sus canicas, su muñeca, su pelota y se fue. Ya lo valorarían en otra parte…

Ahora, fiel a su costumbre chapulinesca (ha militado en el PRI, en el PRD, en el PT y en MORENA), este camaleón, según la estación, vuelve a cambiar de color. Su jefe, que digo su jefe, su amigo, su hermano, lo traicionó, prefirió darle la candidatura al gobierno de la CDMX a una mujer y lo acomodó en el tercer lugar de una imaginaria encuesta –digo “imaginaria” porque nadie la vio nunca-, ¡cómo se atreve a hacerle eso! ¡Tercer lugar! ¡Debajo de un tipo que se apellida “Batres”! Nada más le ganó –según todo este numerito- al grisáceo Mario Delgado, a quien, por cierto, le ganaría hasta la jefa de la manzana donde vivo.

Todo lo anterior resulta un insulto para don Ricardo, que ha hecho de su carrera política un ejemplo de democracia, austeridad y patriotismo. Todo un ejemplo pues. “La congruencia y la lealtad deben ser acompañadas de dignidad, y esa no tiene precio”, dijo hace unos días. Quién sabe a qué se refiera, o a quién, pero así lo externó. Y luego desapareció, está, otra vez, recibiendo ofertas, reflexionando. Quizá regresará al PT, quizá le haga ojitos a Movimiento cuidadano, la cosa es seguir en la lucha por un país mejor, por una CDMX más digna, más humana, más amable. Algo así como una delegación Cuauhtémoc, pero en grande, ni más, ni menos. Porque él no busca nada más que lo acomoden por ahí, que le den un cargo de consolación, no señor, él pide autocrítica y rectificación, algo que ha hecho toda su vida.

Pero eso sí, ¡jamás le levantará la mano a Claudia Sheinbaum! Métanse su unidad por donde les quepa. Esa espuria no tiene la experiencia, ni las tablas de mi Ric, lo único que tiene es el cariño del Mesías, un cariño, por cierto, robado, arrebatado. Un cariño que tenía Monreal y que ahora le entregaron a alguien más… ¡Qué decepción, Dios mío! Esta desilusión solo es comparable con el ridículo que hizo McGregor ante Mayweather…

Obituario: “Ojos que te vieron tanto y que no han vuelto a verte hasta el sol de hoy”… Un año sin Juan Gabriel.

Después del Eclipse

Aquél jueves 11 de julio de 1991 amaneció muy soleado. La luz  del alba se coló por la ventana de Mario y le pegó directamente en la cara. Abrió los ojos más por el intenso brillo del sol que por las ganas. Agarró las sábanas, se tapó y se giró al otro lado de la cama, tenía mucho sueño. Sin embargo ya no pudo dormir. Se levantó casi en cámara lenta y se dirigió al baño. Haciendo gala de valor abrió la regadera y se metió debajo del chorro. El agua fría recorrió su cuerpo junto con un temblor pavoroso. Sin embargo cambió su ánimo, por eso, veinticinco minutos después y sin desayunar, ya estaba en la prepa. Vivía a tres cuadras de ahí.
Con los dos tirantes del morral colgados de su hombro derecho y la sonrisa embarrada en el rostro se sentó en una de las bancas, afuera del edificio “B”, la clase de cálculo diferencial no le encantaba, pero el profesor Turrubiarte lo tenía en la cuerda floja y Mario no quería reprobar. Así que lo mejor sería entrar a la materia donde, dicho sea de paso, no entendía ni la derivada, ni la función, ni la solución, ni la equis al cuadrado, ni el cero por lo redondo.
A lo lejos vio que sus amigos se acercaban, Juan, César y Paco venían dándose zapes unos a otros, aventándose las envolturas de las galletas que se acababan de comer y riendo a carcajadas.
−¿Y tú qué? –saludó César −. ¿Por qué tan temprano?
−Nada, la neta es que ya no pude dormir –respondió Mario-. Además hoy es el eclipse y no me lo quiero perder. Voy a estar muy atento.
−No manches con tu eclipse, mejor hubieras llegado antes y alcanzabas galletas, pero si quieres vamos por otras –añadió Juan.
−Estaría –dijo Mario –porque no desayuné. Pero tengo qué entrar a cálculo, si no, ese güey me va a tronar.
−Es el pedo de vivir solo –expuso Paco –. Vente, vamos por una quesadilla. Luego le hacemos la chillona al maestro.
−¡Va! –contestó. Y se dirigieron otra vez a la puerta.
−Me cae que eres bien difícil de convencer güevón, vas a reprobar –dijo César.
−Cállate, ya no entré, ya ni modo. Ahorita lo importante es mi quesadilla de chicharrón con queso y mi pato de uva –contestó Mario.
−Mhhh, ¡pato de uva! –se rio Juan. Que era el más serio. Era el equilibrio de los cuatro amigos. Muy estudioso, formal, responsable y coherente. Intachablemente bien vestido, zapatos boleados, pantalón de vestir, camisa impecable y suéter. Peinado de raya al lado con mucho gel.
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Las bancas en las jardineras eran el lugar de reunión para todos los estudiantes de aquella preparatoria. Ahí se sentaban a ver pasar el tiempo, a hacer tareas atrasadas y a platicar de cualquier cosa mientras llegaba la hora de acudir a la siguiente clase.
−Miren, ahí viene Gaby, fíjense cómo desprecia a Manuel. ¡Pobre cabrón! No entiende que nunca lo va a pelar –dijo Paco. Y todos voltearon a ver la escena.
Gaby Garay era la chica más popular de la escuela, rubia, sonriente, siempre de buenas, agradable con todo mundo. Menos con Manuel, un tipo que, cada que la veía venir, saltaba como resorte, corría a su encuentro y se le aventaba encima. Ese día no fue la excepción.
−¡Hola, ¿cómo estás?! –dijo Manuel al tiempo que acercaba su rostro al de Gaby con la boca lista para plantar un saludador beso en aquella mejilla sonrosada.
−Hola –contestó Gaby con cara de pocos amigos, mientras se hacía para atrás y se volteaba para otro lado –. Qué gusto verte –balbuceó para sí misma.
Manuel, rechazado por enésima vez, fijó sus ojos en el suelo, metió las manos en los bolsillos del pantalón, caminó unos pasos y se volvió a sentar en la misma banca que unos minutos antes lo había catapultado.
−Pobre güey –le dijo Mario a Gaby –. Dale chance, a lo mejor tiene bonita letra.
−¡Ay no! –reviró –. Es desagradable, terco, y está bien feo. ¡Maldito! A fuerza me quiere dar beso.
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En la última clase del día, Florencia Bonet, maestra de química, les advirtió a los alumnos que tuvieran cuidado con el eclipse solar que tendría lugar esa tarde.
-No lo miren directamente –advirtió –. Es muy peligroso, se pueden quedar ciegos. Se les queman las retinas. Mejor agarren una radiografía, o unos lentes de soldador. Aunque es posible ver un eclipse solar total sin protección durante la fase de totalidad, valga la redundancia. Pero abusados, porque sólo un observador experimentado puede saber con precisión cuándo se produce esta fase. Yo, por supuesto, lo sé, soy una sabia persona. Pero ustedes son unos ignorantes y además no voy a estar ahí pegada para decirles. Así que ¡aguas!
-¿Y si mejor no lo veo maestra? –preguntó Paco, con sorna.
-Puedes hacer lo que se te antoje –respondió la profesora –. Es más, tú sí deberías verlo directamente, a ver si así te callas. Ya, váyanse todos, ya no los quiero ver. Se acabó la clase.
Los amigos salieron del salón y bajaron las escaleras lentamente. Cuando salieron al patio la sombra de la luna ya comenzaba a cubrir el sol.
-Es cierto, te puedes quedar ciego, eso dicen en la tele en un anuncio que repiten a cada rato –dijo Paco –. Nino Canún dice que es más seguro verlo en casa a través del Canal 2, en donde no hay ningún tipo de riesgo, claro, más allá del de tener que chutarse un chingo de comerciales.
-¿Y de verdad le crees a alguien que se llama Nino Canún? –replicó Mario, a punto de soltar la carcajada -. ¿Cómo puede alguien llamarse Nino Canún?
A la 1:24 de la tarde el cielo quedó en tinieblas. La luna cubrió al sol durante 6 minutos y 54 segundos. A lo lejos se podían escuchar los aullidos de algunos perros que no entendían por qué se había venido la noche tan abruptamente. Las luminarias de la escuela se encendieron, las aves volaron rápidamente a sus nidos y la temperatura veraniega descendió durante unos momentos…
En la Ciudad de México era de noche a la hora de comer. Durante la totalidad del eclipse algunos aplaudieron, otros gritaron, otros lloraron y hubo quienes hasta rezaron. El ambiente se cargó de agitación, emoción y conmoción. Claro es que hubo quién aprovechó el momento para vender recuerdos de todo tipo, libros, postales, posters y hasta camisetas con la leyenda “Sobreviví al eclipse, México, 1991”.Jeanette, una chica que estaba embarazada, traía un listón rojo amarrado a la cintura, del que colgaba una gran llave antigua, quesque para que su bebé no naciera deforme. Mario, Juan, Paco y César se quedaron en silencio, muy asombrados, como congelados y con la boca abierta. Casi se podía escuchar su respiración. No volteaban al cielo, se veían unos a otros, muy serios, impactados, asombrados, maravillados…
            Después de aquellos casi siete minutos otra vez comenzó a amanecer. Nadie hizo ningún comentario. La vida regresó a la normalidad y todos siguieron con su rutina.
            -Pues muy chido ¿eh? Yo me voy a mi casa –dijo Mario -. Este asunto del eclipse me dio mucho sueño. Nos vemos mañana.
            Así que agarró su morral, se echó ambos tirantes al hombro derecho y se encaminó a su hogar, su cama lo estaba esperando.
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Mario llegó a la puerta de su casa, del bolsillo de su pantalón extrajo una solitaria llave, la clavó en la cerradura y trató de girarla. No tuvo éxito. La sacó, la revisó y la volvió a meter. El resultado fue el mismo, la puerta no se abrió. Una vez más retiró la llave, le sopló y la metió de nuevo. No pasó nada. En ese momento la puerta se abrió por dentro. Una señora de edad avanzada muy enojada lo miró de arriba abajo.
-¡¿Qué te pasa chamaco?! ¿Por qué quieres abrir mi puerta?
-¿Cómo que su puerta? –contestó Mario, envalentonado, pero muy confundido -. ¡Si ésta es mi casa!
-¿Que ésta es tu casa? ¡Estás loco! Y ya mejor vete, que tengo muchas cosas que hacer – respondió la señora, al tiempo que azotaba la puerta.
-¡Salga de mi departamento vieja babosa! –gritaba Mario mientras pateaba la puerta.
-¡Ya vete escuincle! –gritó la señora desde adentro-. ¡Si no te vas voy a llamar a la policía y te va a ir peor!
Chale, pensó Mario, ahora sí estoy sacado de onda. 
Sin pensar demasiado se dio la vuelta y decidió acudir a Doña Valeria, su vecina del segundo piso. Ella seguro tendría una explicación. Subió las escaleras corriendo y se plantó frente al departamento en cuestión. Segundos después de tocar el timbre se apareció la señora Valeria.
-¿Dime? ¿Qué se te ofrece?
-¿Cómo está señora? Fíjese que quise abrir mi casa, pero resulta que ahí está una señora que…
-A ver, a ver, a ver –lo interrumpió la señora -. Para empezar, ¿tú quién eres y de que me hablas?
-Soy Mario, su vecino de aquí abajo –dijo, más confundido que antes -¿no me reconoce?
-Ay niño, ya no fumes de esa –contestó -. Mi cuñada Liliana vive aquí abajo desde hace más de veinte años.
-¡¿Qué?! ¿Entonces de veras no sabe quién soy? ¡Soy Mario! Su vecino, ¡Mario, el de las fiestas ruidosas de los viernes en la tarde! Mario, el que le… metió… dos… diabolazos… a… su… perro… ¿No? Chale, bueno, ¡ya me voy!
Salió corriendo en busca de alguien o algo que le pudiera ayudar. Se detuvo en un puesto de periódicos. Comenzó a leer los encabezados.
Un periódico decía: El presidente Cuauhtémoc Cárdenas advirtió que no habrá tratado de Libre Comercio con Estados Unidos y Canadá…
¿O sea cómo? Seguro era una broma, una broma de muy mal gusto. No es cierto, no puede ser cierto. Puso sus ojos en otro diario y siguió leyendo.
El expresidente de Estados Unidos John F. Kennedy y su esposa Marilyn Monroe llegan hoy a Cuba, serán recibidos por el Primer Ministro Ernesto Guevara.
-No, no, no –se dijo Mario a sí mismo-.  ¿A ver los espectáculos?
Hoy, en el Auditorio Nacional, Pedro Infante celebra 50 años de carrera…
Se horrorizó. Volvió a salir corriendo, ahora rumbo a la escuela, ahí seguro habría alguien que le diera una explicación. Algo estaba pasando y no era nada agradable. Entró trompicándose, llegó hasta las bancas y casi se cae cuando se topó con Gaby Garay, que iba de la mano de ¿Manuel?
-¡Gaby! –gritó.
-¿Me hablas a mí? –respondió titubeante.
-Claro, ¿a quién más? –dijo contrariado-. ¿Ustedes andan?
-Primero: Sí, somos novios. Y segundo: Me extraña mucho que me hables, digo, desde que terminamos no te has dignado dirigirme la palabra. Así que te voy a pedir que, por favor, nos dejes en paz a mí y a mi prometido Manuel, porque, para que lo sepas, nos vamos a casar en seis meses.
-¿Cómo? ¿Tú y yo fuimos novios?
-Ay, me encanta cómo te haces güey –dijo Gaby, se acercó a Mario y soltó la mano de su novio, dejándolo unos metros atrás-. Me dejaste así nada más, sin explicación alguna. Nunca supe qué pasó. Te valió gorro, jamás contestaste mis llamadas, ni se te ocurrió buscarme. Y me dolió mucho, lloré por los rincones. Pero ya lo superé. Ahora estoy con Manuel. Ya llevamos tres meses. Y no sabes qué feliz soy, encontré al amor de mi vida.
-Ah, pues está bien, chido por ti –dijo alterado, volteando para todos lados-. Ahora, si me disculpas, necesito resolver una cuestión muy importante.
Se llevó las manos a la cabeza, desesperado. Caminó sin rumbo fijo, con la vista clavada en el suelo. Seguro estaba soñando y lo único que quería en ese momento era despertar. Después se detuvo y comenzó a darle vueltas a las jardineras, tratando de organizar sus pensamientos. Cuando por fin se sentó y levantó la vista lo primero que vio fue a su amigo Juan. Sí, era él, un poco diferente, pero era él. Bueno, muy diferente, pero de que era él, era él.
-¡Juan! ¡Juanito! –gritó mientras se acercaba a su amigo.
-¿Qué onda ese Mario? –respondió Juan con una sonrisa -. ¿Qué traes? ¿Por qué tan pálido?
-¿Juanito? ¿Eres tú?
Efectivamente, era él. Un Juanito muy distinto. Montado en una motocicleta Harley, cabello largo hasta los hombros amarrado en una trenza, pantalón de mezclilla roto a la altura de los muslos, camiseta blanca, chamarra de cuero con estoperoles y botas picudas.
-Chale, pues claro que soy yo, ¿a quién esperabas? –respondió Juan.
-No, a nadie. Nada más me duele un poco la cabeza y estoy medio mareado. Dime una cosa, ¿sabes dónde vivo? –preguntó tallándose los ojos.
-¿Que si sé dónde vives? ¡No manches Mario! ¿Otra vez fumaste mota con el Joel? No preguntes pendejadas, por Dios.
-Güey, ¿sabes o no sabes? No tengo ganas de alegar.
-Sí, sí sé, ¿por? –Juan se bajó de la moto y se acercó a su amigo -. ¿Estás bien?
-¡Llévame! Llévame por favor. Estoy muy confundido, me siento muy mal y necesito llegar a mi casa. Eso es todo lo que quiero, llegar a mi casa.
-Va, pues súbete –le dijo al tiempo que le señalaba la moto -. Ahorita llegamos en chinga. Ponte el casco y agárrate bien.
El recorrido fue muy corto, pero a Mario le pareció una eternidad. Iba bien apretado de la cintura de Juan. El ambiente estaba más denso que de costumbre y su respiración se aceleraba. Las calles que recorrieron eran las mismas, él las conocía perfectamente. Había pasado por ahí miles de veces. El paisaje le era totalmente familiar, no parecía haber nada diferente. No obstante, todo era muy extraño, demasiado raro. Aquella situación era tan insólita, que rayaba en lo ridículo. El escenario ya comenzaba a tornarse insoportable. Por fin, Juan señaló una casa pintada de blanco, con un par de grandes ventanas abiertas de par en par y un enorme zaguán negro que tenía en medio una puerta roja. Mario se bajó de la moto. Juan le quitó el casco y se lo puso él.
-Sale pues, ahí te ves –le dijo. Dio la vuelta y se fue en medio de una cortina de humo que salió del escape de la Harley.
Mario caminó lentamente hasta aquella puerta, se detuvo enfrente, pero no se atrevió a tocar. Por su mente pasaron muchas cosas. Repasó las últimas horas de ese día tratando de encontrar una explicación lógica, pero no pudo hallarla. Finalmente respiró profundo, infló el pecho, levantó los hombros y puso su dedo índice en el timbre. Ding dong.
Lo que vio cuando se abrió la puerta lo dejó helado. El impacto fue instantáneo y brutal. El ser que tenía enfrente estaba vestido exactamente igual que él. Pantalón de mezclilla, camiseta blanca debajo de una camisa azul desabrochada y desfajada. El peinado también era igual, cabello hacia atrás muy bien relamido. Hasta traía los dos tirantes del morral colgados de su hombro derecho. Aquel ente era él mismo. Fue una milésima de segundo lo que duró el encuentro. Entonces sucedió. La materia se topó con la antimateria y generó una enorme cantidad de energía, más que cualquier otra reacción conocida. Una explosión cien veces más fuerte que la bomba de Hiroshima.
Fue cuestión de un par de segundos. Sin embargo, a pesar del bestial estallido, sólo se consumieron ellos dos. Simplemente desaparecieron. Todo el escenario alrededor quedó como estaba hasta antes de esos instantes, como si nada, inmaculado. Después de eso, la vida siguió igual. Algunos le llaman combustión instantánea. Nadie sabe, nadie supo.
Polanco, julio del 2016

¿Con qué cara, señor presidente?

El palacio de los deportes suele ser usado para conciertos de rock y cosas por el estilo, sin embargo, el sábado pasado fue sede de la asamblea del PRI, del cónclave del partido en el gobierno. Así, bajo ese protocolo, el presidente Peña Nieto llegó con esa actitud, la de un rock star, estaba feliz, gozoso, exultante, sonriente. Lanzaba besos y abrazos, reía, era su fiesta y la iba a disfrutar, además ahí estaban todos sus amigos y muchos de sus fans. La cosa era dar un buen show…

Y lo dio, los asistentes recibieron lo que estaban esperando, el calor, el amor y la sinceridad de su estrella, de su guía, de su sensei vestido con chamarra roja, igualito que Michael Jackson.

“Los priistas somos factores de cambio positivo, de prosperidad y progreso para la sociedad mexicana, pero nuestra labor no ha terminado. Si bien hoy México avanza de manera positiva, aún hay mucho por hacer y pensar hacia delante, de pensar en el México de las siguientes décadas se ha tratado está XXII Asamblea”, dijo el presidente, entre muchas otras cosas que no pienso citar, pero que son igual, o peor de absurdas. Desde luego que los priístas son ejemplares y su partido es la quintaesencia de la democracia.

¡Vaya cinismo! ¿Con qué cara se para, no ante 10 mil acarreados, sino ante el país entero a escupir tal sarta de estupideces? Basta recordar a unos cuantos exgobernadores tricolores que brillan por su honestidad, profesionalismo y, sobre todo, su amor por México:

Prófugos: Eugenio Hernández Flores, de Tamaulipas y César Duarte, de Chihuahua.

Detenidos: Tomás Yarrington, también de Tamaulipas y el multicitado Javier Duarte de Ochoa, de Veracruz.

Presos (porque sí hay un Dios): Mario Villanueva, de Quintana Roo, Andrés Granier, de Tabasco, Jesús Reyna, interino de Michoacán, Flavino Ríos Alvarado, interino de Veracruz.

Investigados: Roberto Borge, de Quintana Roo y Rodrigo Medina de la Cruz, de Nuevo León.

¡Ahí tiene a sus mejores hombres, señor presidente! La nueva sangre de gobernadores priístas que tanto presumió Peña Nieto. Y luego se sube a un escenario y se regodea diciendo que su partido es audaz, valiente y que no se intimida ante los retos, que van con el 2018 porque han impulsado la transformación del país, ¡Por Dios!

Obituario: Yo digo que Trump se suba al ring con Kim Jong-un y ya, se dejen de cosas. Como decían en mi barrio: “en un tiro se ve”.

 

 

Mi ciudad, la morena

Guadalupe Trigo fue muy claro cuando escribió que mi ciudad “por las tardes, con la lluvia, se baña su piel MORENA…” En el 2018 esta melódica y muy romántica profecía se hará realidad.

El escenario es el siguiente: Martí Batres, Ricardo Monreal y Claudia Sheinbaum son los aspirantes, por Morena, para ser jefe de gobierno de la Ciudad de México. Uno de los tres va a sustituir al brillante e idolatrado señor Mancera. El partido del peje va a ganar la capital del país, eso no lo duden ni tantito.

Eso sí, este maravilloso trío galaxia dice que Andrés Manuel López Obrador no tendrá injerencia en quien será el candidato, ni mucho menos en los asuntos de gobierno de la CDMX. ¡Ay ajá! Si son rete simpáticos. Por ejemplo, Martí Bartres dice que, independientemente de quien gane la candidatura, los tres irán juntos pues “hay una causa superior que es transformar al país”. ¡Já! Eso, querido Martí, lo quiero ver.

Por su parte Ricardo Monreal, actual delegado de la preciosa delegación Cuauhtémoc (de veras, dénse una vuelta por allá para que vean lo hermosa que está gracias a este santo señor), agregó que no “debemos asumir triunfalismos pues al final las contiendas se cierran”. No, pos sí. Pero eso no es todo, luego se aventó un chistorete fantástico, en cuanto a la injerencia de AMLO en el gobierno, dijo que, en su experiencia al frente de Zacatecas, López Obrador le dijo “ese es tu problema, Ricardo, la gente tiene un compromiso contigo y tú tienes que responderle (…) nunca se metió en decisiones del gobierno de Zacatecas”. ¡Ya, por favor, no me hagan reír, que todavía no acabo de escribir!

Por otro lado, Claudia Sheinbaum, jefa delegacional de Tlalpan y dueña de mi voto para el año que entra, destacó que el trabajo de los delegados de Morena en la capital ha ayudado para posicionar al partido para la elección de 2018. “Hay un hartazgo muy grande de un gobierno de ocurrencias que, realmente, no ha tenido un proyecto de ciudad” indicó… Mi Clau tiene razón, las hazañas de Monreal en la Cuauhtémoc y las de mi Rigo en Tláhuac hablan por sí mismas.

Obituario: Julión y Rafa ligados al narco… ¿Cuántos más Peña? ¡¿Cuántos más?!

 

La mafia, la maldita mafia

Dice Andrés Manuel López Obrador que el asunto del “Ojos”, Tláhuac y Rigoberto Salgado: “es parte de la guerra sucia, quieren reeditar lo de la señora Eva (Cadena), están muy nerviosos los de la mafia del poder, tiene como propósito manchar a Morena” … El discurso, ya lo sabemos, es el mismo, repetido, cansado, sobado, reiterado, ya nos lo sabemos de memoria. Cuando alguien le pregunta a don Andrés por alguna irregularidad cometida por algún cercano suyo o por alguien que milita en su partido (sí, es SU partido, suyo, de él) siempre sale con la misma cantaleta: “la mafia del poder”. ¡Qué flojera!

Eso sí, siguen saliendo a la luz las relaciones de personajes de “Morena”, como ya dije, propiedad del autodenominado “salvador de México”, con personajes que conviven muy de cerca con el crimen organizado. No lo culpen, él nunca sabe nada, no conoce a nadie, se toma fotos con todo mundo, pero claro, eso es por su condición de rock star. La foto que ilustra esta columna es más que elocuente, claro, AMLO negará conocerlo, como hizo con Abarca y el caso Ayotzinapa.

Y yo pregunto: ¿de verdad lo quieren como presidente? Un sujeto que con sus antecedentes de incitación a la quema de pozos petroleros, plantones, marchas, moches, descuentos, recaudadoras y que además manda al diablo a todo aquél que no esté de acuerdo con él (llámese familia, colega, periodista o institución), ¿es lo que le conviene a México? Un tipo que tiene la verdad absoluta y que puede condenar o perdonar a quien mejor le plazca. Un señor que nunca sabe nada, que nunca se entera de las porquerías que hacen sus cercanos, ni de los cochineros que hay a su alrededor. Un mesías (tropical, pero mesías) moderno, aquel que traerá paz al reino y equilibrio a la galaxia. Un mesías, al que, sus fieles, todo le creen, todo le compran, nada le juzgan, nada le reprochan. Él es el redentor, así, sin defectos, él vendrá a salvar a este México que se nos cae a pedazos. Él es el pastor, nada nos faltará. ¡Qué miedo!

Obituario: Scaramucci duró diez días en la Casa Blanca, hasta ahorita se dio cuenta de que Trump es un verdadero chango con cuchillo.

 

Conspiración y circo

Siempre he visto la vida de este país como un gran circo. No somos más que espectadores que viven al pendiente –o no- de todo aquello que sucede día con día. Así, el acontecer nacional e internacional nos sorprende a cada momento. Cada segundo se producen hechos que transforman nuestro entorno. Y nuestra tarea es capturar cada suceso.

Entre socavones, lluvias, partidos de fútbol, gobernadores corruptos, extradiciones, partidos políticos, muertes repentinas, tragedias naturales, elecciones, candidaturas, asesinatos, levantones, series de televisión, conciertos y espectáculos se nos va la vida misma.

Y no es que el maldito gobierno nos quiera engañar creando cortinas de humo para tapar sus cochinadas y sus cochineros, no. El andar cotidiano se va imponiendo al suceso anterior. El socavón ya quedo atrás, ahora habrá que ver en dónde van a encerrar a Duarte -si es que lo encierran-, luego, el circo cambiará de pista y el exgobernador será historia. Así ha sido siempre. Así seguirá siendo.

El circo es así, todos los martes a un lugar distinto, el miércoles se monta la carpa, el perifoneo, los boletos, las cortesías y la publicidad. Se estrena a partir del jueves. Dos funciones viernes, sábado y domingo, el lunes se descansa y el martes otra vez a desarmar y de volada a otro pueblo. A cambiar de pista.

Sin embargo, las teorías de la conspiración son muy eficaces porque parecieran ser perfectas. No podemos demostrar que trajeron a Duarte para olvidarnos del socavón. El embrujo de estos cuentos está profundamente relacionado con su certidumbre. Son ideas tontas, muy tontas, pero imposibles de probar—y de desmentir —.

Obituario: Más de 10 millones de personas vieron el estreno de “Game of thrones”… Para que aprendas, Juan Osorio.

Bat-mancera

Un buen día se escaparon todos los reos del asilo Arkham, el lugar donde están recluídos los malhechores más deaslmados, los criminales más peligrosos, los más temibles enemigos de Batman… Y el caballero oscuro tuvo que parir chayotes para devolverlos al lugar donde pertenecen. La cosa no fue fácil. El guasón, dos caras, el espantapájaros, el pingüino, Harley Quinn, Bane, deadshot y hasta la hiedra venenosa. Al final, el murcielago y la justicia triunfaron, todo bien. Nos vemos en el próximo episodio.

Eso sucedió en el cómic, en ese mundo imaginario que creó Bob Kane. En la vida real no existe Batman, y por eso, precisamente por eso, el jefe de Gobierno, Miguel Ángel Mancera le pide a la sociedad que “esté preparada”.

Me explico: En la Cuidad de México se prevé, cuando menos, cuatro mil personas puedan salir de la cárcel, luego de que la Suprema Corte de Justicia de la Nación resolvió que los reos podrán solicitar la libertad provisional en delitos que antes se consideraban graves (?).

Y está bien, en este país las cárceles son para los pobres y la justicia para los ricos. Los reformatorios están repletos de gente inocente que están ahí metidos porque no tuvieron para pagar una fianza o porque alguien se equivocó en el proceso o porque los inculparon injustamente, o por otras muchas otras razones que nada tienen qué ver con haber cometido un delito. Dese luego que es bueno que salgan libres aquellos que no deben estar ahí. Sin embargo lo que no debe ser es la adevertencia, casi burlona, que hace el jefe de gobierno cuando a los habitantes de la capital nos pide tomar “precauciones ante esta medida”.

¿Cómo a qué medidas de refiere el señor Mancera? ¿Más precauciones de las que ya tomamos todos los días a todas horas? Es aquí donde me veo obligado a parafrasear a mi ídolo Ricardo, “el tuca” Ferreti: “Ay Miguelito, Miguelito, ¿por que eres tan hociconcito?”

Obituario: Y ahora Lino Korrodi va a apoyar a AMLO… ¡Lo que hay qué ver!

 

 

El Waterloo de “Pipino”

El sábado pasado Manny Pacquiao ganó claramente una pelea que terminó perdiendo. Y todos los analistas dicen que el boxeo se ha desvirtuado, que hay muchos intereses de por medio y que todo es negocio. También dicen que antes no era así.

Yo tenía 5 años y es uno de mis primeros recuerdos. Era agosto de 1980, mi papá decía que el sábado iba a pelear “Pipino”, e ironizaba: “¡Uy, ‘Pipino’ es un asesino, ‘Pipino’ puede matar a alguien, ‘Pipino’ tiene una mirada aterradora, ‘Pipino’ es demoledor!” Parafraseando a los cronistas de la tele. Y sí, José “Pipino” Cuevas tenía un record nada despreciable, el mexicano era campeón de los welter por la asociación mundial de boxeo, llevaba once defensas, todo esos combates los había ganado por knockout -algunos en los primeros rounds-, y nunca había visitado la lona. La verdad sí era de temer. El rival en turno era un gran peleador, pero de bajo perfil, eclipsado en ese tiempo por “Sugar” Ray Leonard, Roberto “Mano de piedra” Durán y otros grandes de la época. Se trataba de Tommy Hearns, la “cobra de Detroit”, lugar donde se realizaría el combate aquél sábado 2 de agosto. Vimos la pelea en una magnavox de 14 pulgadas, blanca con vivos verdes (recuerden que estamos hablando en términos boxísticos). Este negrito -dijo mi papá- le va a poner en la madre al “Pipino”, es más rápido, es más alto y tiene más alcance. Comenzó la pelea con la narración del “Sony” Alarcón y Toño Andere, Cuevas no atinaba un golpe, se veía confundido, inseguro. En cambio Hearns era un torbellino, concentrado, fino, veloz, exacto. Entraba y salía de la cara del “Pipino” con una velocidad impresionante, y el mexicano no sabía dónde meterse. Por fortuna se acabó el primer round, pero en el segundo “la cobra” salió más decidido, sabía que iba a acabar pronto con su rival, se sabía mejor en todos los aspectos. Fue en el último minuto del asalto cuando “Pipino” recibió un derechazo en el rostro que lo dejó haciendo “borrachitos” -hasta la fecha mi papá se refiere así a ese momento-, Hearns lo remató con otro volado y lo mandó a la lona, “Pipino” se levantó para recibir la cuenta de protección todavía trastabillando, el referí dio por terminado el duelo y Cuevas perdió su cetro, lo demás es historia. Mi papá tenía razón, “Pipino” podía matar a alguien, pero antes de que eso sucediera se le atravesó Tommy Herns y lo noqueó en dos asaltos. Un año después “Sugar” Ray Leonard noqueó a la “cobra” en trece rounds, pero esa, como dijo mi nana Goya, es otra historia.

Obituario: #FueraOsorio

 

Espía contra espía

Era 1986, recuerdo estar acostado en mi cama leyendo “Mad”, me encantaba la tira de “Spy vs. Spy” (Espía contra Espía), eran, obviamente, dos espías, uno negro y uno blanco, que se dedicaban a encontrar la manera de acabar uno con el otro, cosa que, por cierto, nunca conseguían. Y no solamente fracasaban rotundamente, sino que, además, sus propósitos siempre se les volteaban y todo resultaba completamente absurdo, irrisorio y estúpidamente divertido…

Exactamente igual que nuestro gobierno federal, que dice que no espía, bueno sí, pero tantito. Pero eso sí, querido lector, si usted se siente espiado o tiene alguna prueba de que eso está pasando, no dude en poner su denuncia en la PGR, el presidente Peña ya dio instrucciones precisas para que se investigue todo aquello que huela a espionaje. Él mismo se siente espiado, vejado, ultrajado y amenazado. A él también le llegan mensajes de dudosa procedencia. “Somos una sociedad que las más de las veces nos sentimos espiados. Yo mismo, como Presidente de la República, a veces recibo mensajes cuya fuente u origen desconozco, pero procuro, en todo caso, ser cuidadoso de lo que hablo telefónicamente. No faltará que alguien, o que alguna vez exhiban una conversación mía, ya ha ocurrido”, dijo el Mandatario la semana pasada.

¿Y entonces? Ya no entendí. ¿Quién espía a quién? ¿Quién nos puede defender y de qué nos deben defender? La teoría del complot toma forma, la mafia del poder existe y nos tiene completamente vigilados. Sabe todo de todos. El big brother se quedó corto. Mientras tanto nadie sabe, nadie supo, todo queda entre espías. Claro, espías de esos que, como los de “Mad”, no hablan, no piensan y, por supuesto, no dan una. De risa loca.

Obituario: Se casó Eruviel, no sabe lo que le espera, piensa que va a ser feliz, inocente pobre amigo, ¡no sabe que va a sufrir!

 

 

El Underwood tlaxcalteca

Miguel Ángel Covarrubias, ex alcalde del municipio de San Damián Texoloc, Tlaxcala, lo logró su cometido… estar en boca de todos, para mal, pero lo logró. Ahora todo mundo sabe perfectamente que es un imbécil.

El Underwood tlaxcalteca publicó un video donde ofrece un discurso icónico, uno idéntico al que Frank Underwood –interpretado por mi querido, admirado y multipremiado Kevin Spacey- dirige a los estadounidenses en “House of Cards”.

Y Miguel Ángel no copió solamente el discurso, también la música y el lenguaje corporal.

Así, el ex alcalde aseguró que no copió el discurso, “hice una referencia clara” a Frank Underwood para hacer el video viral; misión cumplida. Ajá, pero hay publicidad buena y publicidad mala, se puso en el mapa, pero ¿de qué forma?

“Al final del día nuestro propósito viral se cumplió, creo que debemos utilizar esto de manera positiva”, dijo en entrevista para Milenio. O sea ¿cómo?

Netflix no lo tomó de esa manera y aseguró que la “imitación no es la mejor manera de adular”. Sin embargo, Covarrubias mantiene su postura y, necio como es, se sigue defendiendo.

Independientemente de todo, Don Fank Underwood no es, ni debe ser, ninguna inspiración. Tras una apariencia sensata y pragmática, el siniestro personaje oculta un temperamento maquiavélico y perverso. Tiene como ambición principal liderar el mundo. Trata de controlar todos los canales de información posibles, e incluso se acerca a algunos medios que le aseguren una prensa dócil. Es frío como el viento y peligroso como el mar. Es un asesino que mata sin ningún remordimiento, es un tipo calculador, terrible y temible que logrará su objetivo a pesar de todo y de todos, sin que le importe pisar, sobajar, torturar o asesinar a todo aquél que se le ponga en el camino. Así está construido Frank Underwood. Y es alguien que, por supuesto, no merece ningún tipo de admiración, adulación, ni comparación. Conste que hablo del personaje, porque Kevin Spacey… ¡Kevin Spacey es dios!

Obituario: Ricardo Monreal quiere gobernar la CDMX… ¡Vaya sorpresa!

Margarita, la terca

Mi Maggie, quiere, pero está claro que no puede. Todo mundo la desaira, la dejan sola en sus mítines, le gritan “asesina”, no puede ver ni en pintura al presidente de su partido y además tiene un marido que más que ayudarla, le estorba.

Y es que Margarita es terca, quiere gobernar desde Los Pinos. Ya fue diputada local y luego diputada federal. Nada importante. Claro, fue Primera Dama de este país del 2006 al 2012, pero fuera de ahí no ha tenido un cargo relevante como para aspirar a la silla presidencial –ya ven ustedes que en México los presidentes suelen estar muy bien preparados-.

Hay que decirlo, Margarita Zavala es una mujer discreta, muy discreta, tirándole a gris. Gris fue su papel como Primera Dama, gris su paso por el Congreso y su partido y gris su trayectoria política construida a la sombra de su marido, el simpatiquísimo Felipe Calderón.

Margarita, mesurada en los eventos oficiales de su esposo, con poco maquillaje y vestuario sobrio, eso sí, con sus coloridos rebozos. Prudente, cuidando de su imprudente marido. De opiniones reservadas, juiciosa, sensata, reflexiva, gris, muy gris. Pobrecita.

Obituario: Suspendieron el metrobús en reforma… ¡Bravo Mancera, bravo!

 

 

¿Por qué atacaron al cura?

La semana pasada, un hombre entró a la Catedral metropolitana, escuchó misa, se puso de pie cuando tuvo qué hacerlo, tomó asiento cuando se lo pidieron, se hincó cuando fue necesario, se persignó humildemente y, al terminar la ceremonia, subió al altar, tomó por el cuello al sacerdote y lo intentó degollar. Inmediatamente fue detenido, no obstante, solicitó hablar con el presidente Enrique Peña, con la reina de España, con el embajador de Francia e inclusive con el Papa Francisco. Lamentablemente, ninguno de ellos ha respondido al llamado.

Se dice que el tipo está loco, que sufre crisis de personalidad, que padece un trastorno sicótico que es un enfermo del video juego Assassin’s creed y no sé cuántas cosas más, sin embargo, Juan René Silva (a quien a partir de ahora llamaremos “el agresor”) no ha dicho nada, ha guardado un silencio absoluto y nadie sabe nada del móvil que tuvo para atacar al padrecito.

¿Le cobró muy caro el bautizo? ¿No había misas unitarias para quinceañera? ¿Le quitó el diezmo? ¿Se le acabaron las fechas para casarse en Julio? ¿No lo dejó prender la veladora que le llevaba a San Charbel? ¿Dio la misa borracho? ¿Encontró pornografía infantil en su poder? ¿Le hizo propuestas indecorosas? ¿Se lo llevó a lo oscurito? ¿Lo violó? En fin, nadie sabe, nadie supo, nadie sabrá. Un juez determinó que el agresor carece de la capacidad para entender su propio comportamiento. Conclusión:  El tipo es un loco, un gitano, un soñador y ya. Le fue impuesta como medida cautelar el sometimiento, cuidado y vigilancia en el Centro Varonil de Readaptación Psicosocial. Caso cerrado.

Por lo pronto, el vocero de la Arquidiócesis de México, Hugo Valdermar manifestó que están en desacuerdo con el dictamen sobre la salud mental del agresor, pues el juez lo declaró inimputable por tener trastornos mentales. “Nos parece que la personalidad de este agresor es muy compleja y no es posible que con un solo dictamen se le declare inimputable. Ha actuado con mucho cálculo, muy racionalmente en el sentido de saber qué hacer. Pues no nos parece que sea una persona totalmente desquiciada, que no supo lo que hizo”.

Mientras tanto, el cardenal Norberto Rivera, arzobispo Primado de México, aseguró que “la iglesia siempre perdona porque tiene que seguir en paralelo a Cristo. Y si Cristo perdonó, nosotros tenemos que perdonar, pero también la iglesia, con sencillez, con humildad, debe pedir la justicia”. ¡Así se habla! Yo me sumo, yo también perdono a los curas violadores, pero exijo para ellos la justicia medieval.

¡Ah! La Arquidiócesis Primada de México también criticó que el 99% de los crímenes cometidos contra periodistas y sacerdotes permanecen impunes. ¿O sea cómo? ¡Por Dios Santo y Sacramentado! No nos metan en la misma canasta.

Obituario: Este opinador se va de vacaciones. Nos leemos en quince días.