El número de crímenes en Argentina bajó un seis por ciento en solo un año al pasar de una tasa de 3.6 a 3.4 delitos por cada cien mil habitantes, reveló un informe del Ministerio de Seguridad.
El documento de 34 páginas destacó que de 2015 a 2016 la cantidad de víctimas de homicidios dolosos, lesiones dolosas y amenazas disminuyó en nueve, 22 y 14 por ciento, respectivamente.
Así, el año pasado fueron asesinadas dos mil 605 personas, casi 143 mil sufrieron lesiones dolosas y casi 170 mil fueron amenazadas.
Por otra parte, la tasa de víctimas de homicidios culposos en siniestros viales registró una caída de apenas el cuatro por ciento, lo que en términos absolutos se traduce en la muerte de tres mil 860 personas.
La categoría de lesiones culposas en accidentes automovilísticos aumentó en un siete por ciento y afectó a casi 93 mil víctimas.
Estas cifras demuestran que en Argentina muere más gente en choques o atropellada que por asaltos, pero en general a la ciudadanía y a los medios les preocupan más la llamada inseguridad, que las campañas de educación vial.
En 2016, además, las violaciones se redujeron en apenas un dos por ciento y afectaron a tres mil 717 víctimas, pero el rubro “otros delitos contra la integridad sexual” alcanzó a nueve mil 266 personas. El delito más común sigue siendo contra la propiedad, ya que en 2016 se cometieron 423 mil robos comunes y 270 mil hurtos.
Uno de los datos preocupantes del informe son los casi 38 mil delitos vinculados a la ley de estupefacientes, ya que en su mayoría se refiere a detenciones de personas de los escalafones más bajos del narcotráfico.
Entre ellos se encuentran consumidores que fueron detenidos por portar cantidades mínimas de drogas ilegales y mujeres que son usadas como “mulas” para transportar cocaína dentro de su cuerpo y que, en muchos casos, son víctimas de trata.
Con estos indicadores, Argentina se consolida como uno de los países más seguros de América Latina, sólo superado por Chile.
La tasa de seis homicidios por cada cien mil habitantes, por ejemplo, contrasta con los 81.2, 92 y 60 homicidios cada cien mil habitantes que se registran en Venezuela, Ecuador y Honduras.
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