En Venezuela existe la posibilidad de que se hayan cometido crímenes contra la Humanidad, destaca el informe del Alto Comisionado de Derechos Humanos de Naciones Unidas, Zeid Ra’ad Al Hussein.

Al Hussein presentó este lunes un panorama de los derechos humanos a nivel mundial en la sesión de apertura de la 36 sesión regular del Consejo de Derechos Humanos de Naciones Unidas.

Recordó que a fines de agosto pasado presentó un reporte sobre la nación andina en la cual subrayó el uso excesivo de la fuerza por los elementos de seguridad venezolanos y múltiples violaciones a los derechos humanos.

La posibilidad de que las tensiones escalen es real, añade en el documento de este lunes, que también sugiere la posibilidad de que se hayan cometido crímenes contra la Humanidad.

Apoya el concepto de la comisión nacional de la verdad y la reconciliación, creada por la Asamblea Nacional Constituyente a principios de agosto pasado, pero considera al actual mecanismo como inadecuado.

Sugiere que esa comisión sea reconfigurada con el apoyo e involucramiento de la comunidad internacional, y urge al Consejo a establecer una comisión internacional sobre las violaciones a los derechos humanos en Venezuela.

En esta 36 sesión regular estaba prevista la particiapción del presidente venezolano Nicolás Maduro, sin embargo al día siguiente de que su presencia había sido anunciada, la semana pasada, la misma fue cancelada.

El mandatario, cuya intervención estaba programada para este lunes como Estado miembro del Consejo, llegó anoche a Alger, capital de Argelia, para una visita de dos días.

En la estancia se revisarán los nexos bilaterales, asuntos regionales e internacionales de interés común, así como el estado del mercado mundial de hidrocarburos y sus perspectivas, señaló una nota del Servicio Argelino de Prensa.

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La hiperinflación y la escasez de dólares han hecho que aparezca en la economía venezolana el mercado de bitcoins, la moneda electrónica.

La situación se sintetiza en que una Big Mac cuesta la mitad de un mes de salario, en el marco de una inflación calculada de mil 600 por ciento para este año, señala un artículo del mes de septiembre de la revista The Atlantic.

Por esa situación para miles de venezolanos el intercambio de bitcoins (minería, en la jerga específica) se ha vuelto una opción.

La rentabilidad de este tipo de aún novedosas operaciones depende de dos factores: el valor en el mercado de esta criptomoneda, que sigue a la alza, y el costo de la electricidad.

El costo de la electricidad es muy importante ya que el comercio de bitcoins se basa en computadoras y softwares especializados que usan mucha energía eléctrica, un factor a tomar muy en cuenta.

Pero en Venezuela el costo de la electricidad no es un problema grave, ya que las tarifas se encuentran subsidiadas, lo que reduce los costos y mantiene la rentabilidad.

Gracias a la rentabilidad del bitcoin y el bajo costo de uno de sus principales insumos, la electricidad, un “minero” -como se llama al operador de la criptomoneda- puede hacerse de hasta 500 dólares al mes, una pequeña fortuna en el país andino.

Ahora el gobierno venezolano ha comenzado a pensar esta actividad, usando los castigos como un “chivo expiatorio” de corte político.

Ante la carencia de leyes que regulen el mercado de criptomonedas en Venezuela, los mineros son acusados de robo de energía eléctrica y posesión de contrabando, como ocurrió con Joel Padrón, quien estuvo detenido 14 semanas.

Esta persecución no ha detenido a los mineros, sino que los ha lanzado a la clandestinidad, afirma Rodrigo Souza, fundador de BlinkTrade, administradora de SurBitcoin, que opera en Venezuela pero tiene su sede en Brooklyn, Nueva York.

Por otra parte, la persección a los comerciantes de bitcoins los ha hecho emigrar a la criptomoneda Etherum, con un factor de riesgo menor.

El principio de operación es el mismo, pero se necesita menos electricidad y solo se usa una computadora de escritorio con una tarjeta de video, lo que facilita evadir a la policía, explicó un minero de esta otra criptomoneda.

NTX

El 80 por ciento de los portadores del virus de inmunodeficiencia adquirida (VIH) en Venezuela han tenido que interrumpir su tratamiento debido a la falta de medicinas, con cnsecuencias mortales.

En 2012 hubo dos mil 100 fallecimientos vinculados al VIH en todo ese país sudamericano, pero este 2017, se han registrado mil 600 muertes solo en el sureño estado de Carabobo, donde vive siete por ciento de todos los venezolanos.

Jesús Aguais, fundador de AID FOR AIDS International en 1996, explica que la falta de medicamentos para esta afección es solo una de las carencias que coexisten en la nación andina con el desabasto de alimentos y productos básicos.

Para un portador del VIH es una dificultad más, y ejemplifica con las madres que portan el virus, que además de la falta de medicinas para sí, agregan desabasto de fórmulas lácteas para sus hijos.

Aguais recuerda que en mayo de 2016 recibió una llamada de ayuda de la Red Venezolana de Gente Positiva, que estimaba en 61 mil el número de portadores que tendrían interrumpido su tratamiento en los siguientes dos meses por falta de abasto.

En esa misma época, al menos mil madres con VIH enfrentaban el doble problema de falta de fármacos para ellas y de alimentos para sus hijos.

Agrega que las gestiones que inició se enfrentaron a temores de empresas por represalias del gobierno de Venezuela para participar en esa campaña, lo que impidió recibir donaciones y hasta comprar fórmulas lácteas.

Ante ese problema se consideró posible fabricar el alimento lácteo para bebés con una marca propia, pero se encontró con problemas logísticos y financieros para llevar cualquier tipo de ayuda humanitaria a Venezuela.

Ahora la situación empeora, agrega el fundador de la organización dedicada a conseguir fármacos para personas portadoras del VIH.

Cita que a la fecha la mortalidad infantil en Venezuela se ha incrementado en 35 por ciento. Miles de nuevas madres portadoras de VIH o con hepatitis C, enfrentan el doble problema de falta de medicinas para ellas y de alimentos para sus hijos.

Estima que en los pasados cuatro meses, 80 por ciento de los pacientes han perdido el acceso a su tratamiento contra el VIH, lo que crea un grave problema de salud.

Además, en un artículo para Americas Quartely, alerta que la situación tiende a agravarse en las comunidadfes indígenas venezolanas.

El Warao, comunidad que en 2013 tenía 25 mil habitantes de los cuales 10 por ciento portaba VIH, mostraba la misma tasa que en algunos países africanos en el pico del síndrome de inmunodeficiencia adquirida (Sida) en las décadas de los 80 y 90 del siglo pasado.

Ninguno de los portadores de esa comunidad ha sido tratado y hoy en día ignoramos cuál es la tasa real de portadores de VIH en esa población, señala.

Venezuela necesita de nosotros y nos necesitará cuando el conflicto actual haya pasado, cierra Aguais su artículo.

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