Inglaterra se enfrenta desde el martes a su tercera cuarentena, que durará al menos seis semanas, mientras las autoridades tratan de frenar un repunte en los contagios de COVID-19 que amenaza con saturar hospitales en toda Gran Bretaña.
El primer ministro, Boris Johnson, anunció el lunes un nuevo y estricto confinamiento en Inglaterra, por su parte la líder de Escocia, Nicola Sturgeon, decretó también una cuarentena a partir del martes. Johnson y Sturgeon dijeron que las medidas eran necesarias para proteger al Servicio Nacional de Salud ante el avance de la nueva cepa del virus. El lunes, los hospitales de Inglaterra atendían a 26,626 pacientes con coronavirus, un 40% más que en el primer pico de la pandemia en abril.