El presidente de Francia dijo no arrepentirse de haberse rehusado a imponer un tercer confinamiento por la pandemia del coronavirus a inicios de este año, pese a que su país actualmente enfrenta un aumento de contagios que está saturando hospitales y genera más de 1,000 muertes por COVID-19 cada semana.
El gobierno de Emmanuel Macron ha señalado la importancia de mantener a los niños en las escuelas y los negocios a flote al tiempo que la pandemia se extiende hacia un segundo año.
“Estuvimos en lo correcto al no implementar un cierre en Francia a finales de enero porque no teníamos la explosión de casos que todos los modelos predijeron”, sostuvo Macron el jueves por la noche al final de una cumbre de la Unión Europea. “No habrá en mea culpa de mi parte. No tengo remordimiento y no reconoceré un fracaso”.