Incluso cuando el presidente de la Reserva Federal, Jerome Powell, esquivó previsiblemente la última pregunta sobre su futuro como jefe del banco central, su señal de apertura a las demandas demócratas de una regulación más dura de Wall Street bajo un nuevo jefe regulador puede calmar lo que los críticos ven como un punto débil en su liderazgo.

En una conferencia de prensa el miércoles después de la última reunión de la Reserva Federal en la que los responsables políticos mantuvieron las tasas de interés cercanas a cero a medida que la economía de los Estados Unidos continúa sanándose de la pandemia de COVID-19, Powell fue inequívoco cuando se le preguntó cuánto remitiría a un nuevo vicepresidente de supervisión que se espera nombrar este otoño para supervisar la regulación bancaria.

“Respeto esa autoridad, respeto que esa es la persona que establecerá la agenda regulatoria en el futuro. Aceptaría eso y, además, solo es apropiado que una nueva persona entre y vea el estado actual de regulación y supervisión y sugiera los cambios apropiados”, dijo Powell.