Brasil, una nación orgullosa de su papel como líder regional en ciencia, tecnología y medicina, se está quedando por detrás de sus vecinos en la carrera global por la inmunización contra una pandemia que se ha cobrado ya la vida de cerca de 200.000 de sus habitantes.
La mayor nación de Latinoamérica, aclamada durante mucho tiempo por sus programas de desarrollo de vacunas, parece estar a al menos tres o cuatro semanas de lanzar cualquier campaña formal de inmunización contra el COVID-19. En cambio, Argentina, Chile, México, Costa Rica y otros países de la región ya han empezado a vacunar a sus ciudadanos.