La Costeña, Afectada

Cabizbajo, pensativo, desencajado, así vimos a Rafael Celorio, CEO de La Costeña, quien negaba que dos extrabajadores hubieran orinado en una de su línea de producción donde se envasan sus productos. La imagen que ha circulado en red lastimó el prestigio que se ha construido a lo largo de muchos años, afectando también su ánimo, y posiblemente también hará lo propio con sus ventas. Lo que ha tardado en hacer esta empresa, es destacar su historia, sus valores, los empleos que se han generado con su visión empresarial, la fuerza de su gente, la lealtad de empleados, las familias que ha apoyado a que tengan un futuro mejor, y ha dejado en manos de los charlatanes de siempre, aquellos que se venden como excelentes manejadores de crisis, que aprovechan el momento, y lo quebrantable que se encuentra en este instante; si bien esta imagen tiene algunas semanas, no fue hasta que hizo su mayor daño cuando la firma reaccionó. Ahora el ejecutivo que renunció en 1989 a una empresa de golosinas para ingresar a La Costeña, enfrenta uno de sus mayores retos, además de solucionar la investigación que tiene por parte de la Coprisem.

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