Con este gesto trató de reconciliar al presidente del país, Salva Kiir Mayardit, y a su rival —y ahora vicepresidente—, Riek Machar, jefes de las dos facciones de la guerra civil que empezó en el 2013 y duró cinco años.
“Le pido como hermano: quédense en paz”, pronunció antes de arrodillarse frente a Kiir. Hizo lo mismo frente a otros dos altos funcionarios sursudaneses. “Les pido desde el corazón. Sigamos adelante. Habrá muchos problemas, pero no tengan miedo, sigan adelante, resuelvan los problemas”, agregó después.
Cortesía de RT ESPAÑOL