La crisis generada por la COVID-19 ha obligado a las escuelas de todo el mundo a parar sus actividades presenciales. Un parón que puede agravar las desigualdades y poner en riesgo los derechos de miles de niñas, que se han visto sometidas a matrimonios forzosos, según denuncia la ONG Entreculturas.
Para mostrar la situación que viven las niñas, la organización Jesuita ha presentado la campaña “La Vida sin Educación no se sostiene”, en la que se ha escuchado el testimonio de Toyi John, alumna del colegio Umodzi Katubza en el campo de refugiados de Dzaleka en Malawi.
Ella es una de los 1.600 millones de alumnos de más de 190 países que se han visto afectados por el cierre de las instituciones educativas en el momento más álgido de la crisis sanitaria.
Apoyada por Entreculturas y el Servicio Jesuita a Refugiados ha podido seguir estudiando a través de las clases de radio que todos los días se emitían en el campo y ahora ha vuelto a las clases.
Sin embargo, muchas de sus compañeras no lo han podido hacer debido a matrimonios o embarazos precoces durante estos meses.
Con información de EFEminista