Tokio entregó su bandera olímpica al alcalde de París el domingo, preparando el escenario para los próximos Juegos en 2024 en una ceremonia de clausura que contó con escenas de parques de ambas ciudades, haciendo hincapié en el contacto humano incluso mientras la pandemia continúa.

En Tokio, los atletas tuvieron una visión surrealista de la vida cotidiana de Tokio el domingo, cuando la ceremonia de clausura se transformó brevemente en un parque con césped, músicos ambulantes y ciclistas de BMX en una despedida después de semanas pasadas bajo el régimen de Juegos pandémicos.

Los artistas bailaron, saltaron y jugaron fútbol, mezclándose y saludando a los atletas, que se reunieron estrechamente en la hierba. Los organizadores dijeron que la escena estaba destinada a “experimentar Tokio”, un guiño conmovedor al hecho de que muchos pasaron su tiempo en los Juegos encerrados en salas o compitiendo en lugares.

Fue un cierre debidamente extraño a unos Juegos que fueron alterados por la pandemia y luego transformados por el drama de la política, el deporte y la agitación personal. Los Juegos Olímpicos de Tokio tenían la intención original de mostrar la recuperación de Japón de un devastador terremoto, tsunami y crisis nuclear en 2011.