El presidente chino Xi Jinping prometió el sábado lograr la “reunificación pacífica” con Taiwán, y no mencionó directamente el uso de la fuerza después de una semana de tensiones con la isla reclamada por China que despertaron preocupación internacional.
Taiwán respondió poco después pidiendo a Beijing que abandonara su coacción, reiterando que solo el pueblo de Taiwán podía decidir su futuro.
Taiwán gobernado democráticamente ha estado bajo una creciente presión militar y política de Beijing para que acepte su soberanía, pero Taipei se ha comprometido a defender su libertad.
Hablando en el Gran Salón del Pueblo de Beijing, Xi dijo que el pueblo chino tiene una “gloriosa tradición” de oponerse al separatismo.