La rápida propagación de la variante Omicron de COVID-19 ha comenzado a dejar una huella en rebanadas de la economía de los Estados Unidos a medida que algunos eventos se cancelan o posponen, los consumidores reducen los restaurantes y los negocios con poco personal cierran en algunas de las áreas más afectadas, como la ciudad de Nueva York.

Pero incluso cuando los economistas dicen que la variante podría ser un lastre para el crecimiento a principios del próximo año, advierten que es demasiado pronto para medir la marca que dejará una iteración del virus que en general puede resultar menos grave, incluso si es la versión más transmisible hasta ahora en casi dos años de la pandemia. También parece poco probable en esta etapa evitar un segundo año consecutivo de crecimiento por encima de la tendencia.

Los datos preliminares publicados el jueves del gobierno del Reino Unido mostraron una probabilidad 50-70% menor de una infección por Omicron que resultó en hospitalización que con la variante Delta. Eso siguió a un estudio el miércoles desde Sudáfrica, donde Omicron se identificó por primera vez el mes pasado, que sugirió que las infecciones alcanzaron su punto máximo rápidamente allí y los síntomas fueron menos graves.