Ayer por la noche, los reyes de España han asistido a la celebración de los Premios de Periodismo Francisco Cerecedo y más allá de su presencia en el evento, los titulares de los medios españoles e internacionales han volcado su atención sobre la controversial elección de Letizia, calificándola incluso como “el vestido más arriesgado de la reina“.
¿Pero qué tiene de controvertido un vestido recto de volantes decorados y tirantes negros? podrán preguntarse al ver el look de la Monarca firmado por Teresa Helbig. A simple vista, nada, ¿o es acaso hacer un guiño a las flappers de los años 20 un pecado mortal para las royals? Lo que los tabloides y las redes sociales han atacado con vehemencia es el largo del vestido. “¿Cómo se ha atrevido la reina a llevar una mini falda y no una midi como siempre suele hacer?”
Esta no es la primera vez que Letizia juega con el largo de sus vestidos, tampoco -dicho sea de paso- la primera en que es criticada por lo “inapropiado” de su atuendo. Aunque sí debemos admitir que esta es la primera vez desde que se ha hecho de la Corona en la que la longitud de su falda ha escalado tanto.
El mencionado “protocolo” que ha roto Letizia no existe de forma escrita dentro de la casa de Asturias, sino como una mera norma de usos y costumbres. Pero eso no ha sido motivo suficiente para proteger a la reina de la avalancha de críticas que tachan su outfit de inadecuado para su cargo y la ocasión.
Letizia no es la primera mujer ocupando un cargo público que ha sufrido críticas por sus elecciones de moda, pero ¿alguna vez veremos esta misma actitud hacia alguien del género masculino? ¿No deberíamos alegrarnos por una reina que trata de estirar las normas de género aún en los terrenos más convencionales?
MiHeL
