La (efímera) recuperación del peso

Contrario a lo que algunos analistas vaticinaban, con la llegada de Trump al poder el 20 de enero, el peso mexicano se ha apreciado frente al dólar, si bien lejos de los niveles anteriores al día de su elección. Esta recuperación de nuestra moneda –que nos llevó desde máximos por encima de 22 pesos a niveles cercanos a los 20.20 pesos esta semana- se explica no por fortalezas internas, sino en parte por la relativa calma y falta de grandes novedades en las políticas de Trump respecto a México.

Por lo anterior, mal hace el inversor que se deja llevar por la circunstancia del momento, mientras descuida el contexto y los cambios fundamentales que se están presentando. Estos, nos dan una clara señal de que esa supuesta fortaleza del peso es pura ilusión.

Trump –lo hemos advertido aquí-, representa un gran cambio (para mal) en el mundo, que nos acercará de nuevo a lo peor de viejos males que deberíamos haber superado hace mucho, como la exaltación de sentimientos ultranacionalistas y el proteccionismo.

Debido a que el nuevo presidente de Estados Unidos (EU) significa un cambio de paradigmas, debemos acostumbrarnos a que los peores escenarios, los más extremos, se presenten con frecuencia.

Entre ellos, contemple que el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), será de hecho cancelado, con todas las consecuencias que traerá para el país en materia de pérdida de inversiones, y claro, depreciación cambiaria.

Aquí hemos anticipado que Trump y los republicanos van por algún tipo de ‘gran muralla’ comercial –con alguna forma de Impuesto de Ajuste Fronterizo (BAT) o arancel- con el propósito de reducir el déficit comercial de EU con sus principales socios comerciales. Hay elementos para prever que el tratamiento será desigual de acuerdo al país de que se trate. Lo malo, es que México aparece como primero en la lista de Trump de principales ‘enemigos’, por lo que es de esperar la mayor agresividad contra nosotros.

En cualquier caso, esas barreras comerciales sumadas a los incentivos fiscales que Trump está por anunciar –y que pasarían por reducir de forma agresiva allá los impuestos al ingreso de personas y empresas-, predispondrán un gran flujo de capitales hacia EU sobre todo desde países emergentes. Esto presionará al alza el precio del dólar.

Agregue que, a juzgar por lo dicho ayer por Janet Yellen, presidenta de la Reserva Federal (Fed) estadounidense, el ciclo alcista de sus tasas de interés sí continuará este año como se esperaba. Yellen advirtió que ‘esperar demasiado’ en el retiro de su política monetaria acomodaticia podría provocar que más tarde las tasas tuvieran que subirse de forma más rápida y empujar la economía hacia una recesión.

La expectativa de hasta tres alzas de tipos en 2017 y su realización, también aumentará las presiones alcistas sobre el dólar.

Por si fuera poco, agregue el que en nuestra opinión es el más importante de los factores externos a considerar para una quizá abrupta apreciación del dólar en los próximos meses: la inevitable devaluación del yuan. Repentina o no, lo cierto es que la divisa china continuará a la baja, por más que le moleste a Trump, y arrastrará a otras de mercados emergentes.

Finalmente, que a nadie se le olvide que en lo interno el peso es una divisa con débiles fundamentos, y que lo seguirá siendo mientras las finanzas públicas continúen siendo deficitarias. La permanente expansión del gasto y la deuda del sector público mexicano no tenderán a fortalecer a nuestra moneda, sino a hacerla caer más.

En suma, que nadie se confíe de este respiro del peso. Los espejismos duran poco.

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@memobarba

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