Campañas políticas: ¿el arte de lo incidental o de lo trascendental?

Las campañas 2018, en las que participan al menos 12 mil candidatos en busca de más de tres mil cargos, pueden representar, según la orientación de sus contenidos y formas, un avance en la calidad de nuestra democracia o un eventual retroceso.

David Van Reybrouck, prestigiado analista belga, sostiene que si bien “la política siempre ha sido el arte de lo factible, en la actualidad es el arte de lo microscópico”.

En este mismo sentido, el autor cita un estudio del Parlamento neerlandés que alude al “creciente incidentalismo de la política”.

En efecto, el incidente tiene enorme presencia en la política de hoy, lo que se acentúa en las campañas electorales.

Ahora los equipos de campaña definen como prioritario responder de inmediato a lo que dijeron otros; o bien, aclarar, reforzar o matizar lo que uno mismo dijo hace una hora o dos minutos.

Es tal la demanda de medios y sociedad respecto al “tema del día” (también hay “temas de mediodía” o de unas horas), que los candidatos y sus equipos dedican gran parte de su esfuerzo a participar en el incidente del momento.

Y como los trending topic van de prisa, a cada instante hay que pronunciarse respecto de la cuestión que flota en el ambiente, los medios y las redes, lo que, incluso, pude ir en detrimento de lo programado en la campaña.

Si es condición de los tiempos, ya verá cada candidato cómo resuelve este desafío; tan real o tan ficticio como a cada quien le parezca.

Estar presente en la vertiginosa sucesión de incidentes requiere habilidad verbal, mediática y digital, todo lo cual es valioso en campaña, pero puede producir un efecto contrario al interés de la sociedad, al posponer, minimizar o incluso desaparecer de la agenda electoral lo verdaderamente importante.

Para nuestra democracia, y en un sentido más amplio, para nuestra política, será muy importante que José Antonio Meade, Ricardo Anaya, Andrés Manuel Lopez Obrador y Margarita Zavala sean capaces de hacer prevalecer los temas trascendentes para la vida de 120 millones de mexicanos.

Es indispensable que los asuntos torales se aborden con claridad, desde el diagnóstico hasta la propuesta de solución.

Los temas de fondo tal vez no sean tan atractivos como los incidentales, pero no hay duda, por ejemplo, de que la atención a la pobreza es del interés de todos los mexicanos, especialmente de los más de cincuenta millones que viven en esa condición. Qué hacer, cómo, con cuánto y de dónde.

Lo mismo sucede con la seguridad pública, el empleo, el crecimiento, la seguridad social, la justicia, el Estado de Derecho, la igualdad de género, los derechos humanos…

Esperemos que los candidatos se coloquen por encima de debates incidentales o coyunturales para que conozcamos lo que ofrecen a un México urgido de compromisos y expectativas viables.

La responsabilidad es de todos: tenemos que lograr poner lo trascendental por encima de lo incidental.

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