El peso ha sido la divisa emergente más golpeada

Mientras la demanda de dólares sigue incrementándose alentada por las inyecciones de liquidez que está llevando a cabo la Fed, en un intento de paliar el ya imparable impacto económico del coronavirus. El peso sigue mostrando su fragilidad ante las tempestades del mercado y se deprecia aproximadamente 26% en el último mes frente al ahora ‘querido’ billete verde.

La moneda encadena más de 10 sesiones mostrando pérdidas. Durante esta semana ha alcanzado varios niveles históricos, el lunes la divisa rompió la barrera de los 23 pesos y el miércoles llegó a alcanzar el nivel histórico de 24.067 unidades. Y es que, la crisis del coronavirus está haciendo que los inversores recurran al billete verde como activo de refugio, lo que está lastrando, entre otras, a la divisa local, que se caracteriza por su fuerte exposición y volatilidad al mercado.

Desde el estallido del coronavirus en China a mediados de enero, el peso ha liderado las pérdidas en las economías emergentes. Olivia Álvarez, analista de Monex Europe, justifica el fatídico desempeño del peso porque “su volumen de comercio dominante en Latinoamérica lo ha hecho particularmente sensible a la reciente agitación del mercado”. A pesar de que el coronavirus aún no ha sacudido con fuerza al país, la huida masiva de los flujos especulativos “carry trade” hacia otras monedas ha lastrado al peso mexicano a niveles récord.

A la incertidumbre global ante la incontrolable expansión de la pandemia y las nubes negras de recesión que parecen vaticinarse, se suma una política interna de López Obrador cada vez más restrictiva que presiona a la baja a las inversiones exteriores y a la moneda. Desde la bajada de tasas de la Fed, se ha rumoreado con la posibilidad de que Banxico siguiera los pasos de los principales bancos centrales, y redujera un punto porcentual las tasas de interés (que ahora se sitúan en 7%) en su próxima reunión del 26 de marzo. Sin embargo, la idea se disipa ahora más complicada tras la fuerte apreciación del dólar, ya que podría conllevar una mayor fuga de los flujos “carry trade” hacia otras divisas.

¿Y qué pasa con la inflación?

Detrás de la fuerte depreciación de la moneda se esconde el fantasma de la inflación. Según las estimaciones del Banco de México, en estos niveles de alta depreciación, la transmisión a la inflación por cada punto porcentual de depreciación de la moneda es de alrededor de 0.11% y el 0.24% después de uno y dos años, respectivamente. Por lo tanto, la pérdida de valor del peso se traducirá en presiones al alza sobre la inflación, de alrededor de 3% y 6% para los próximos 12 y 24 meses respectivamente, lo supone duplicar y triplicar el objetivo de inflación de Banxico.

Más problemas para Pemex

Asimismo, el encarecimiento del dólar frente al peso supone unas condiciones financieras más complicadas para la economía del país, en especial para uno de sus mayores quebraderos de cabeza, la petrolera Pemex.

La compañía estatal ahora no solo tiene que hacer frente a la caída del precio de la mezcla mexicana, que se sitúa en su punto más bajo de los últimos 18 años tras el estallido del conflicto entre la OPEP y Rusia, sino también a un aumento de los riesgos en la dinámica de su enorme deuda. Gran parte de la cartera de las participaciones de Pemex está denominada en moneda extranjera, la fuerte depreciación del peso frente a sus principales socios multiplica la mayor parte de los pagos de intereses a los que tiene que hacer frente la petrolera.

Esto, a su vez, aumenta los riesgos de una posible rebaja de la calificación crediticia de la compañía y del país, lo que aumenta la prima de riesgo en las perspectivas de crecimiento de México, después de que las agencias de calificación rebajaron recientemente la calificación crediticia de Pemex y la deuda soberana. 

Con información de EL UNIVERSAL

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