La Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP) señaló que la población de menores recursos será la más afectada por el impacto del COVID-19 en la economía mexicana, la cual registrará una caída y recuperación en forma de letra V y a partir del 30 de mayor habría un “descongelamiento” paulatino y gradual de las actividades económicas, en caso de que las autoridades de salud consideren que en esa fecha se ha logrado contener la pandemia.

El subsecretario del ramo, Gabriel Yorio González, dijo que México tendrá un impacto económico que será desigual y diferente entre la población, las regiones y los sectores productivos, en particular la población más vulnerable serán las personas o individuos con menores recursos, cuyos ingresos depende enteramente del trabajo que realizan diariamente.

Los sectores más afectados serán el sector servicios de transporte, turismo y comercio; las regiones más vulnerables son la que tienen estados cuyos ingresos dependen fuertemente del turismo y de la producción industrial que ha enfrentado una caída en la demanda, y las poblaciones más vulnerables son las que en mayor medida perciben remesas del exterior.

En videoconferencia para presentar los resultados de los informes sobre la Situación Económica, las Finanzas Públicas y la Deuda Pública, destacó que el Gobierno federal está haciendo todo lo que sea necesario para que la recuperación sea lo más rápida posible, pero aclaró que la prioridad es la salud y el bienestar de los mexicanos.

El funcionario refirió que el escenario base de la SHCP es que México tendrá una caída y una recuperación en forma de V, a causa de las medidas de confinamiento implementadas para contener la propagación del virus.

“Si las medidas de contención son eficaces en aplanar la curva de nuevos contagios, las medidas para impulsar el consumo y el empleo contribuirán a que la recuperación sea rápida”, subrayó el subsecretario de Hacienda y Crédito Público.

Con estas medidas lo que se busca es evitar que la caída o la recuperación sean en forma de una U prolongada o una L, escenarios en los cuales se observaría un mayor nivel de desempleo o que la reactivación económica tome más de tiempo.

No obstante, sostuvo, la economía mexicana cuenta con varias fortalezas que permiten que la recuperación sea en una forma de V, como su diversificación; apertura comercial; finanzas públicas sanas y una política de deuda diseñada para que la deuda sea sostenible.

“La caída de la actividad económica no se debe a una acumulación de desequilibrios económicos y financieros como en el pasado con elevados niveles de endeudamiento, tipos de cambio rígidos y acumulación de pasivos en moneda extranjero”, añadió Yorio al afirmar que el Gobierno no utilizará más deuda ni las reservas internacionales para hacer frente a la crisis por el COVID-19.

Sobre cuándo podrían reabrirse las actividades económicas e iniciar la recuperación, precisó que esto depende del éxito que tengan las medidas de salud implementadas contra el coronavirus, pues tiene un efecto espejo en la economía.

Así, dijo, esto dependerá de las acciones y decisiones de la Secretaría de Salud en cuanto a si se ha logrado controlar la pandemia, si se ha alcanzado el pico y si esto es suficiente para reanudar actividades dentro del rango que se determinó como contención, que vence el 30 de mayo próximo.

“Si las Secretarías de Salud federal y estatales, el sistema de salud es exitoso en esta medida, el descongelamiento de las actividades económicas se empezaría a dar de manera paulatina y gradual a partir del 30 de mayo”, consideró Yorio González.

Esto es importante, opinó, porque implicaría que las actividades estuvieron congeladas por ocho semanas, lo cual puede abrir espacio para que la recuperación económica sea rápida.

Además, si al mismo tiempo otras economías empiezan a abrir sus economías, se daría un mayor dinamismo económico global del que México no estaría exento, lo cual también coincidía con la entrada en vigor del nuevo tratado comercial con Estados Unidos y Canadá.

Mencionó que la Secretaría de Economía ya inició contactos con sus contrapartes de Estados Unidos y Canadá para empezar a realizar la apertura del sector económico de manera sincronizada, específicamente el sector automotriz.