Maria Ressa y Dmitry Muratov, periodistas cuyo trabajo ha enfurecido a los gobernantes de Filipinas y Rusia, recibieron el Premio Nobel de la Paz el viernes, un premio que el comité dijo que era un respaldo a los derechos de libertad de expresión amenazados en todo el mundo.

Los dos fueron galardonados “por su valiente lucha por la libertad de expresión” en sus países, dijo la presidenta Berit Reiss-Andersen del Comité Noruego del Nobel en una conferencia de prensa.

“Al mismo tiempo, son representantes de todos los periodistas que defienden este ideal en un mundo en el que la democracia y la libertad de prensa se enfrentan a condiciones cada vez más adversas”, agregó.

“El periodismo libre, independiente y basado en hechos sirve para proteger contra el abuso de poder, las mentiras y la propaganda de guerra”.

Muratov es editor en jefe del periódico de investigación ruso Novaya Gazeta, que ha desafiado al Kremlin bajo el presidente Vladimir Putin con investigaciones sobre irregularidades y corrupción, y ha cubierto ampliamente el conflicto en Ucrania.

Ressa, de 58 años, es el primer premio Nobel de la Paz de Filipinas. Dirige Rappler, una compañía de medios digitales que cofundó en 2012, y que se ha vuelto prominente a través de informes de investigación, incluidos asesinatos a gran escala durante una campaña policial contra las drogas.