Nueva Zelanda pospuso el martes sus planes de reapertura gradual de la frontera hasta finales de febrero debido a la preocupación por la rápida propagación global de la variante Omicron del coronavirus.

La nación del Pacífico Sur acababa de comenzar a aliviar algunas de las medidas pandémicas más duras del mundo y sus restricciones fronterizas internacionales se relajarían progresivamente a partir de enero, con todos los turistas extranjeros permitidos en el país a partir de abril.

Los viajes sin cuarentena, que debían haberse abierto para los neozelandeses en Australia a partir del 16 de enero, se retrasarían hasta finales de febrero, dijo el ministro de respuesta a COVID-19 Chris Hipkins en una conferencia de prensa en Wellington.