Estados Unidos, la Unión Europea y Gran Bretaña anunciaron nuevas sanciones contra Rusia el martes después del reconocimiento por Moscú de dos regiones separatistas de Ucrania como entidades independientes.

El principal de sus objetivos: los bancos rusos y su capacidad para operar internacionalmente.

Sin embargo, es probable que el impacto de las nuevas sanciones sea mínimo. Los gobiernos occidentales, por ahora, prefieren mantener los paquetes de sanciones mucho más grandes que han planeado en reserva si la crisis se intensifica.

Significa que los banqueros rusos o sus homólogos occidentales con exposiciones al país no perderán mucho sueño.

De hecho, los bancos estadounidenses no esperan que las sanciones globales tengan un impacto importante en las empresas bancarias estadounidenses o despierten un riesgo de contagio, dado que los prestamistas tienen poca exposición a la economía rusa, dijeron tres ejecutivos familiarizados con el pensamiento de la industria.