A pesar de que geográficamente Estambul es la única metrópoli del mundo ubicada entre Asia y Europa, desde hace más de dos décadas Turquía se esfuerza sin conseguirlo en pertenecer a la Unión Europea (UE).
Su peculiaridad geográfica, entre otros factores, no le ha dado la entrada a la mancomunidad por el simple hecho de que sólo una pequeña parte de su territorio, la ciudad de Estambul -convertida en la capital económica de Turquía-, pertenece a Europa.
La Península de Anatolia, que conforma la mayor parte del territorio de Turquía, está situada geográficamente en Asia, lo que supone un problema básico ya que la UE solo permite la entrada a estados europeos.
Lo cierto es que aun sin pertenecer a la Unión Europea, Estambul tiene una parte en ese continente y los letreros que dicen “Bienvenido a Asia” o “Bienvenido a Europa” hacen difícil olvidar que es la única ciudad del mundo situada entre dos continentes.
Tres puentes colgantes que cruzan el estrecho del Bósforo unen el continente europeo con el asiático. El estrecho divide la ciudad en dos y más de tres mil metros de agua separan la parte europea de la parte asiática.
Además de que sólo una pequeña parte turca pertenece al continente europeo, el hecho de que cerca de 98 por ciento de sus casi 79 millones de habitantes sean musulmanes, ha llevado en Europa a decir que ni geográfica, ni culturalmente Turquía es europea.
Sin embargo, en la realidad, los habitantes de Estambul viven con un pie en Europa y otro en Asia.
Para las miles de personas que atraviesan diariamente el estrecho hacia la otra parte de la ciudad, lo más probable es que sus viajes intercontinentales sean cotidianos e irrelevantes.
Pero para los visitantes no deja de ser extraño que, por ejemplo, si uno pierde el ferry en Asia para ir a trabajar a Europa, puede ir en otro transporte y llegar al otro continente en menos de una hora.
En Estambul es común y cotidiano para los miles de residentes cruzar de un continente a otro, dos veces o más por día, en automóvil, en ferry, en el sistema de transporte subterráneo o en autobuses públicos.
Pero la desorientación es mayor si se piensa que geográficamente más de 95 por ciento del país está situado en Asia, aunque se calcula que la mayor parte de la población vive en la Estambul Europea (65 por ciento del lado de Europa y 35 por ciento en el lado de Asia).
Esta urbe fragmentada por las fuerzas de la naturaleza, que cuenta con unos 16 millones de habitantes, es también la ciudad más poblada de Europa, por encima de Londres y París, y posee un importante legado arquitectónico y cultural, que le ganó el título de patrimonio de la humanidad desde 1985.
Estambul fue la capital del Imperio Romano de Oriente y del Imperio Otomano. Hasta el año 330 se la denominó Bizancio y, posteriormente, Constantinopla, pero desde 1930 se le otorgó el nombre de Estambul, que significa “en la ciudad” o “a la ciudad”.
Sus mayores joyas arquitectónicas se ubican en la zona europea, como la Mezquita Azul, construida durante el imperio Otomano, la cual cuenta con seis minaretes, que la hacen única en el mundo.
También está la Catedral de Santa Sofía en la misma zona, que se levantó originalmente por Constantino, y fue durante años el templo más importante del imperio romano oriental aunque a la llegada de los otomanos, se convirtió en mezquita.
La posible adhesión de Turquía a la UE seguirá siendo una incógnita aunque tenga parte de su territorio en Europa, pero a ello se suma el hecho de que los turcos mantienen ocupado el norte de la isla de Chipre, en lo que llaman la República Turca del Norte de Chipre, solamente reconocida por Turquía.
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