Después del despido de la fiscal general, Sally Yates, el Senado de Estados Unidos confirmó al legislador y  ex senador por Alabama, Jeff Sessions, como el próximo fiscal para el Gobierno de Donald Trump.

A pesar de los retrasos que ponían los demócratas, con 52 votos a favor y 47 en contra, Sessions será el encargado de la justicia estadounidense -después de estar 20 años en el Senado- y será el responsable de diseñar el marco legal para las acciones del Gobierno.

Con más de 11 millones de indocumentados en Estados Unidos, entre ellos los 750.000 jóvenes “soñadores”, que llegaron durante el gobierno de Barack Obama que los protegió de la deportación, otorgándoles permisos de trabajo temporales con el Programa de Acción Diferida para los Llegados en la Infancia DACA (por sus siglas en inglés).

A Sessions se le conoce por estar en contra del DCA y por cada intento de tener una reforma migratoria, además, está en contra de la inmigración legal.  Incluso en el reciente veto de la Casa Blanca de prohibir la entrada de ciudadanos de siete países musulmanes, al nuevo fiscal se le acusó de estar ‘detrás’ de ésta orden ejecutiva.

El fiscal general llega a un puesto al que a mediados de los 80, se le había negado por acusaciones de racismo. En ese entonces, un abogado testificó que había escuchado -a Sessions- decir que los abogados blancos que defienden a clientes negros eran “una vergüenza” para la raza.

“Sessions no ha demostrado su compromiso en un requisito central para este trabajo: cumplir de forma agresiva el mandato legislativo de los derechos civiles, de derechos y justicia equitativa para todos nuestros ciudadanos”, afirmó el senador demócrata Cory Booker.

El nuevo fiscal general de Estados Unidos, nació el 24 de diciembre de 1946 en Selma, ciudad por la que marchó el activista Martin Luther King por los derechos de los negros. Jeff Sessions es considerado uno de los senadores más conservadores del país, contrario al aborto y al matrimonio homosexual.

Con información de DPA

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