El espejo de EPN (o por qué la crisis no es ‘mental’)

Ayer ante un auditorio numeroso, el presidente Enrique Peña Nieto (EPN) hizo una lamentable declaración. Dijo: ‘quienes les digan que vivimos en un país que está en crisis, crisis es seguramente lo que pueden tener en sus mentes’. Justificó por ejemplo con que en México se está generando empleo, y que esa es una razón para que muchos migrantes estén prefiriendo regresar, antes que quedarse en Estados Unidos.

EPN tiene razón en que no estamos viviendo una crisis económica… todavía. El dólar que al menudeo alcanzó precios incluso por arriba de los 22 pesos –justo antes de la toma de posesión de Donald Trump- se ha desinflado gracias al propio mercado (y no a la intervención de la Comisión de Cambios).

Sí, la inflación a la primera quincena de marzo sigue en niveles elevados y es casi un hecho que Banxico subirá su tasa de interés objetivo en al menos 25 puntos base (decisión con la que dicho sea de paso, estaríamos de acuerdo).

Sin embargo, la economía nacional continúa creciendo y no se puede negar. No hay recesión, el desempleo no se está disparando ni el déficit de cuenta corriente está en niveles críticos.

Ahora bien. Esa relativa estabilidad sumada al doloroso fracaso de Trump en su intento por echar abajo el ‘Obamacare’, está llevando a algunos al extremo opuesto al del pesimismo que se vivió tras el resultado de las elecciones del 8 de noviembre. ¡Cuidado!

Quien caiga en la trampa de ese optimismo infundado, corre el riesgo de bajar la guardia y de vivir en la misma irrealidad que EPN.

Y es que el que no haya aún una crisis económica como tal, no significa que no estemos en medio de una muy grave, por ejemplo, en materia de seguridad, corrupción e impunidad, por citar las que en nuestra opinión son las más importantes y ligadas entre sí.

Los índices de impunidad en México son cercanos al 100 por ciento. Lo mismo es en casos de delincuencia común como del crimen organizado. Se siguen descubriendo fosas clandestinas con decenas de restos humanos que, por desgracia, en su mayoría quizá nunca sepamos a quienes pertenecieron, ni quién les quitó la vida, y mucho menos terminarán con una severa pena de cárcel para los responsables.

Nada de eso es imaginario ni está sólo en nuestras mentes. ¡Ojalá así fuera, señor presidente!

De modo que sí estamos en una gran crisis y lo seguiremos estando, mientras los responsables de hacer valer la ley sean los primeros en romperla y en cuidarse las espaldas. No se nos olvida que continúan prófugos ex gobernadores que durante sus periodos actuaron a sus anchas ante la omisión (¿complicidad?) de las autoridades federales.

¿O acaso alguien puede pensar que alguien tan políticamente expuesto como Javier Duarte o su esposa, pueda derrochar millones de dólares sin llamar siquiera la atención de las autoridades?

Mientras la impunidad continúe imperando, será imposible aspirar a tener un país civilizado y desarrollado.

Justo por ello, mal hace quien con una visión ‘cortoplacista’ como la del presidente, ignora el hecho de que una nueva gran crisis económica está cada vez más cerca.

Ya vamos tarde para una cíclica recesión en los EU, que como es usual, terminará arrastrando también a la economía mexicana.

Por si eso fuera poco, en lo interno, el dispendio de la administración de EPN, su irresponsabilidad en el manejo de las finanzas que ha catapultado el endeudamiento público, aunado a un ínfimo gasto en inversión pero grande en gasto corriente, hace evidente que incluso si Trump fracasara en todos sus planes contra México, la tormenta económica nos va a alcanzar y más vale estar preparados.

Desde luego, para poder verlo, hace falta dejar de mirar el ‘espejo mágico’ que EPN parece tener enfrente, y que sólo le responde cada vez que le pregunta: ‘todo marcha de maravilla’.

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