Si Joaquín El Chapo Guzmán volviera a su natal Badiraguato, en el norteño estado de Sinaloa, habría fiesta.
El hijo pródigo, fundador del poderoso cártel de drogas que lleva el nombre del estado, volvería y sería encumbrado nuevamente por los pobladores que lo describen cual si fuera una deidad.
El Chapo fue declarado culpable este martes en Nueva York de los 10 delitos de los que era acusado por liderar un imperio criminal que traficó toneladas de drogas a Estados Unidos durante 25 años. Según las leyes estadunidenses, enfrentará cadena perpetua obligatoria cuando se dé a conocer su sentencia el 25 de junio.
Pero en Badiraguato, la historia es otra.
Se le rinde culto con canciones, conocidas como narcocorridos, y también con fotografías y frases que citan al famoso capo de 61 años.
Con información de LA JORNADA